Camps no fue a la cena que ofreció De la Vega en la embajada de Roma. El primer día como cardenal de Agustín García-Gasco estuvo marcado ayer por el fuego cruzado entre socialistas y populares por una cuestión de protocolo. Y ya van dos, después de la polémica en la visita a Valencia del secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon.Ahora, el motivo ha sido que el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, se sentara el sábado unas filas por detrás de la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, en la investidura como cardenal de García-Gasco. El Consell salió ayer en tromba, incluso la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, acusó al Gobierno de usar el protocolo como «instrumento» para expresar el «desprecio y la falta de respeto a instituciones, a mayor gloria de la vicepresidenta».
La protesta llegó al extremo de que Camps se ausentó en la cena-brindis en
honor a los tres nuevos cardenales que ofreció el Ejecutivo, algo calificado por el PSOE como «ridículo».
Bronca en Valencia
El precedente sucedió hace menos de dos semanas en Valencia. El Consell acusó al Gobierno de tratar de impedir una reunión entre Camps y el secretario general de la ONU, que acudió al encuentro sobre el cambio climático y a hablar del futuro centro de la ONU en Quart de Poblet.
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