La aplicación de la ordenanza de civismo de Barcelona para erradicar la prostitución de las calles y dar una alternativa de trabajo a las prostitutas que ejercen en la ciudad no está dando los frutos esperados. Desde que entró en vigor la normativa, tan sólo 40 mujeres se han interesado por los programas de ayuda municipales y, de éstas, la mitad ha conseguido ganarse la vida de otra manera. Ahora, se iniciará un diálogo con las entidades para buscar posibles soluciones.
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