Tanto las zonas urbanas como las semiurbanas y las rurales concentradas cumplieron con el índice de calidad del suministro eléctrico en el segundo trimestre del año, al mantenerse por debajo del máximo de interrupciones admisibles por normativa.

Este índice, denominado Tiepi (Tiempo de Interrupción de la Potencia Instalada) permite evaluar la calidad del suministro eléctrico y valora las interrupciones que se hayan producido, ya sean programadas o imprevistas.

Para llevar a cabo estas mediciones se han tenido en cuenta los 874.259 puntos de suministro de la Región, de los cuales 629.459 son en zona urbana, 237.800 en zona semiurbana y 7.000 en zona rural concentrada.

En el caso de las zonas urbanas, el tiempo admisible de interrupción establecido por este índice es de dos horas, mientras que el registro en dichas zonas fue de 47 minutos. Por su parte, en las zonas semiurbanas, se fija como admisible una interrupción de cuatro horas, si bien el registro final fue de una hora. Finalmente, en las zonas rurales concentradas se considera admisible un total de ocho horas de interrupción, aunque el balance final arroja un resultado de tan sólo 17 minutos.

Al respecto, la directora general de Energía y Actividad Industrial y Minera, Esther Marín, ha destacado que "los buenos resultados de este índice son importantes porque, por ejemplo, determinadas actividades industriales son muy sensibles a las variaciones eléctricas, y si se producen microcortes o cortes en las redes podemos estar hablando de repercusiones económicas elevadas".

Marín ha asegurado que "ahora nuestro principal objetivo es que las inversiones que hagan las distribuidoras se centren en las zonas con peor suministro".

La calidad de servicio eléctrico es el conjunto de aspectos técnicos y comerciales que son exigibles por parte de los consumidores y los órganos de la Administración.

Dicha calidad de servicio se mide a partir de la continuidad del suministro (relacionada con el número de interrupciones y por su duración), por la calidad del producto (relacionada con las características de la onda de tensión), y por la calidad en la atención y la relación con el cliente (información, asesoramiento, comunicación y reclamaciones).