El arquitecto Ignacio Vicens considera el Centro Botín un edificio "ejemplar" que no trata de "imponerse"

  • El arquitecto Ignacio Vicens considera que el Centro Botín "ya ha enriquecido" a Santander porque "es una referencia, un edificio ejemplar que se presenta con un respetuoso silencio, con una especie de delicada actitud de no imponerse". "Me parece una actitud extraordinariamente culta y muy adecuada para una ciudad como Santander, que no necesita un revulsivo como otras", ha manifestado.
Ignacio Vicens
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EUROPA PRESS
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Así lo ha señalado Vicens en una rueda de prensa celebrada en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de la capital cántabra, tras precisar que introducir una arquitectura contemporánea dentro del casco histórico de una ciudad "solamente exige tener un buen arquitecto" que "sepa leer" lo que necesitan en cada caso concreto esa ciudad y ese lugar.

De esta manera, ha comparado la integración del Centro Botín con la del Gugghenheim en Bilbao, señalando que en este segundo caso se necesitaba "un revulsivo", al tratarse de una ribera de un río con una estructura industrial obsoleta que era necesario "revitalizar", mientras que Santander "no necesitaba ese revulsivo", sino "una actitud mucho más sosegada y delicada", porque es "un lugar extraordinariamente civilizado".

En este sentido, ha opinado que la capital cántabra "tiene una bahía de excepcional belleza, que tiene un perfil muy consolidado", por lo que la introducción de una arquitectura "más icónica" hubiera supuesto "sin duda, una intromisión".

Además, ha destacado que "la prueba" de que el Centro Botín es "ejemplar" es que "desde que se ha inaugurado, ha salido en todas las revistas de arquitectura y con elogios unánimes".

No obstante, ha precisado que no se puede "olvidar" que el Centro Botín es un centro cultural", un centro de arte que "tiene una vocación de agitación cultural, y en ese sentido está empezando". "Lo único que podemos decir es que ha empezado con muy buen pie, esperamos que siga así", ha apostillado.

Sobre las actuaciones arquitectónicas en el centro de las ciudades, en general, ha valorado que habrá casos en los que el casco histórico "sea irrelevante, vulgar, aburrido, gris", y sea necesario introducir una pieza "con suficiente fuerza y potencia" para hacerlo "inolvidable" y darle "protagonismo", mientras que en otros esté ya "tan consolidado" y "perfectamente estructurado" que la intervención tenga que ser "mucho más sencilla".

En este segundo caso, la actitud no debe "llamar la atención", sino "adecuarse al contexto con la delicadeza" que se exige al que "ha llegado a una fiesta en la que todo el mundo está de esmoquin", ha dicho Vicens, para quien "nunca existen recetas, lo que existe es conocimiento de la disciplina, criterio del arquitecto y aplicación no ideológica, no indiscriminada, sino particularizada siempre para los distintos momentos".

DISEÑADOR DE LOS ALTARES PAPALES MÓVILES EN MADRID

Por otro lado, Vicens ha rememorado que cuando en la década de 1980 hizo su tesis doctoral sobre la arquitectura efímera barroca "no tenía ni idea de las repercusiones" que podía tener en su vida, sino que lo hizo "porque no se había escrito nada" acerca de esta cuestión.

Es decir, que su intención era ser "el que más supiera del tema" para "no tener críticos en el tribunal" durante la lectura de sus tesis en 1986. Sin embargo, ha afirmado que finalmente sí tuvo "repercusiones importantes" en su vida profesional porque posteriormente ha sido el encargado de diseñar los altares papales efímeros y móviles para las visitas de los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI a Madrid.

En este sentido, ha concluido que desde la visita de Juan Pablo II a España en 1986 "vino esa especie no de especialización, porque no estoy especializado en ello, pero sí labor paralela a la de la construcción permanente, que me ha dado muchísimos gozos y satisfacciones, entre otras poder conocer a gente fantástica".

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