
Desde hace tiempo, La Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia) –toda una institución en el mundo de la artesanía del vidrio creada en 1727 y declarada Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León- lleva a cabo colaboraciones con distintos artistas.
La última de ellas es la que ha realizado junto al artista norteamericano, afincado desde hace años en México, Barry Wolfryd. Invitado por su Museo Tecnológico, Wolfryd ha realizado durante el primer trimestre de este año una serie de esculturas en vidrio de corte pop que ahora se exponen bajo el título Common Ground (Intereses compartidos).
Estas obras, producidas tanto en los talleres de la Real Fábrica de Cristales como en el Berengo Studio de Murano, pueden verse en el Museo de La Granja hasta el 14 de enero del próximo año y luego pasarán al museo MAVA de Madrid. En estas piezas el artista prosigue su indagación sobre la iconografía, carga simbólica y capacidad para formar narrativas de los objetos y para ello, utiliza objetos susceptibles de ser convertidos en iconos.
"En estas obras encontramos una crítica al origen, pues nada de lo que está plasmado en este mundo predominantemente visual en el que vivimos es original", dice el crítico de arte José Manuel Springer sobre las piezas.
Mexicano de adopción
Nacido en Los Ángeles pero afincando en Ciudad de México desde hace 35 años, en 1986 realizó su primera exposición individual importante y comenzó a participar en muestras nacionales e internacionales en ciudades como Chicago, Dallas, Nueva York o Roma. En 1987 iniciaba su colaboración con el Salón dès Aztecas, un grupo artístico que rompió con las tendencias dominantes en las arte visuales en México, mediante la adopción de espacios públicos y edificios para intervenirlos de manera colectiva.
Una década después fundaba el espacio experimental Out Gallery que, junto con el Salón dès Aztecas, La Zona y La Quiñonera, crearon uno de los fenómenos artísticos más dinámicos de Ciudad de México. En Los Ángeles, abrió un taller en The Brewery (2005-2008), un conglomerado de más de 150 estudios de creadores artísticos. Allí su obra tomó una nueva dirección, con un enfoque político y cuestionador del consumismo. Entre 2008 y 2011, de nuevo en México, realizó una serie pictórica para documentar la violencia que padece el país como resultado de las actividades del crimen organizado.
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