"Cuando una persona queda mal tras una de estas intervenciones, siente que se le hunde la vida", confirma Carmen Flores, presidenta del Defensor del Paciente en España.

Flores está más que acostumbrada a recibir reclamaciones de pacientes insatisfechos con sus operaciones de estética, debido a que España es una potencia a nivel europeo en este tipo de intervenciones.

"Aquí la gente se opera más que en ningún otro país de Europa y la incidencia de operaciones desastrosas que acaban reclamando se sitúa en torno al 4%. Sin embargo, los casos de personas insatisfechas que no denuncian su situación es mucho mayor", explica.

Entre las causas de estos fracasos, Flores señala la inadecuada información que reciben los pacientes antes de la intervención, el auge del culto al cuerpo que estamos viviendo y el carácter mercantilista de los negocios de estética, que ponen por delante los intereses de su empresa de los de sus clientes. "No es raro que una mujer acuda a quitarse unas arrugas de la cara y, alentada por el médico, acabe sometiéndose a cuatro operaciones más", asegura.

En Desastres estéticos la audiencia comprobará la desesperación de varios pacientes británicos que han sucumbido a todos estos factores y, además, han terminado sufriendo en su propia piel auténticos 'destrozos' necesitados de una profunda reparación.

Así, con explícitas imágenes de los cuerpos deformados, e incluso del trabajo de los médicos en el quirófano, Desastres estéticos promete no dejar indiferente a nadie. Prótesis mamarias monstruosas, excesos de piel extremos, implantes dentales atrofiados e incluso vaginas deformes podrán recuperar su aspecto original tras pasar por las manos de los cirujanos del programa, decididos a devolver al paciente a una vida normal.