Investigadores españoles desarrollan el primer fármaco capaz de proteger al riñón

  • Sirve de escudo frente a tratamientos fuertes contra el cáncer o el sida.
  • Algunos pacientes deben cambiar e incluso interrumpir su medicación por las reacciones negativas del órgano.
  • Un equipo de médicos del Hospital Gregorio Marañón ha trabajado en este proyecto durante más de diez años.
Los doctores Alberto Tejedor y Alberto Lázaro posan en el Gregorio Marañón.
Los doctores Alberto Tejedor y Alberto Lázaro posan en el Gregorio Marañón.
EFE
Los doctores Alberto Tejedor y Alberto Lázaro posan en el Gregorio Marañón.

Investigadores del hospital madrileño Gregorio Marañón han desarrollado el primer fármaco que protege al riñón de la toxicidad que producen medicamentos contra el cáncer, el sida o infecciones graves.

La reacción negativa del principal órgano del sistema urinario ante ciertos tratamientos es bastante común, por lo que cobra especial relevancia el descubrimiento médico. Más de un 40% de los casos de daño renal agudo (cuando los riñones pierden capacidad para eliminar los desechos) se producen a raíz de fármacos utilizados para tratar enfermadades como el cáncer o el sida.

Esta toxicidad provoca complicaciones en el estado de salud de los pacientes y que algunos de ellos deban abandonar su medicación. Sin embargo, la molécula hallada por los investigadores españoles es completamente inocua y capaz de frenar la progresión del daño renal sin interferir en la efectividad de esos tratamientos.

Se trata de la celastinina, el primer nefroprotector desarrollado en el mundo y que sus creadores, los investigadores Alberto Tejedor y Alberto Lázaro, confían en que pueda usarse ya en los primeros ensayos clínicos a partir del año que viene.

Ayuda a los enfermos críticos

El fracaso renal agudo supone una detención brusca de la función de los riñones, que en su fase inicial puede ser reversible, pero, si no se retira la causa, puede progresar y acabar en diálisis. Lo padecen entre un 3,5% y un 7% del total de pacientes que ingresan en un hospital y entre el 36% y el 67% de los enfermos críticos, lo que conlleva un alargamiento de las estancias de un mínimo de cuatro días y hasta dos semanas y aumenta la tasa de reingreso.

Hasta ahora, "lo único que había" para prevenir o contrarrestar los daños renales era hidratar mucho a los enfermos con el objetivo de que el medicamento tóxico circulase a mayor velocidad, ha explicado el doctor Tejedor.

Pero, una vez producido ese perjuicio, algo que ocurre en más del 40% de los casos, los tratamientos que venían recibiendo los pacientes debían ser sustituidos por otros menos eficaces y más costosos para la sanidad pública y llegaban incluso a tener que ser interrumpidos.

La celastinina no impide el inicio del fracaso renal agudo, que comienza cuando las células que reciben el medicamento tóxico lanzan "señales de muerte" a sus vecinas, que acaban muriendo; lo que hace, precisamente, es bloquear esa ruta de transmisión, con lo que detiene la expansión del daño.

No es una molécula nueva, puesto que en los años 90 ya se usaba en combinación con un antibiótico en trasplantes; y éste fue el punto de partida para que el equipo del Gregorio Marañón realizara un metaanálisis de los resultados obtenidos en distintos países en pacientes con trasplante cardiaco, pulmonar y renal.

Con ello, descubrieron que la combinación reducía el riesgo de diálisis en un 72% y el daño renal agudo en un 50%, lo que dio lugar a que extendieran su investigación sobre la función protectora de la celestinina a fármacos quimioterápicos, analgésicos y antifúngicos.

Más de una década de trabajo les ha llevado demostrar esa función protectora en más de un 80% de los casos, y a día de hoy el hospital ya ha realizado todos los ensayos preclínicos y ha publicado sus resultados en las revistas internacionales Kidney International of Nephrology.

En este tiempo, han logrado mantener el "secreto" de su investigación, financiada por el Programa BIO, de la Comunidad de Madrid, el Instituto Carlos III y la Universidad Complutense, y que en breve será llevado a la práctica clínica a través de la biofarmacéutica Spherium Biomed, del Grupo Farrer, dueña de la patente.

Aunque no han podido decir si su primer uso en seres humanos se hará solo en hospitales españoles o también europeos y americanos, los científicos han confiado en que el coste del nuevo medicamento sea "asequible", dado que el proceso de obtención de la molécula "es sencillo".

Sus esfuerzos se centrarán ahora en el estudio de otras causas del fracaso renal agudo, un problema recurrente y complicado que puede ser provocado por las toxicidades del propio cuerpo, la falta de riego o patologías crónicas como la diabetes y que afecta a uno de cada cinco adultos y uno de cada tres niños, con unas ratios de mortalidad de entre el 50 % y el 80 %.

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