La construcción no recupera dinamismo y continúa en estado de flojedad a pesar del crecimiento de la economía murciana

  • Los indicadores de actividad denotan que la construcción no recupera dinamismo, ya que el sector sigue en un estado de flojedad, según se desprende de la Memoria anual de la situación socioeconómica y laboral correspondiente al ejercicio 2016 en la Región, que elabora el Consejo Económico y Social (CES) de la Región de Murcia.
Sector de la construcción
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CEDIDA
Sector de la construcción

Ello pese a que la economía regional mantiene un ritmo de crecimiento notable, mientras que la construcción permanece en un estado de atonía del que no termina de salir.

A juicio del CESRM, la interinidad del Gobierno de España "puede haber influido en que uno de los elementos dinamizadores, la obra pública, haya retrocedido de nuevo y limitado consecuentemente su capacidad de progresión".

Sin embargo, la edificación residencial "propicia la reactivación porque la edificación de vivienda continúa estancada en un nivel de actividad demasiado bajo".

La compraventa de viviendas vuelve a crecer, pero lo hace "con menos ímpetu que el año anterior y fundamentalmente vivienda usada, lo que favorece la reducción del stock pendiente de venta, pero no genera producción a corto plazo". Tampoco repunta el precio de la vivienda libre, lo que sucede ya en España y en la mayoría de comunidades autónomas.

La licitación de obra pública, tras su "sobresaliente" incremento en 2014 cuyo montante más que se duplicó, se hunde en el año siguiente y nuevamente en 2016: suma 175 millones que conllevan una tasa anual del -25,3%, y unos 25 puntos superior fue la caída en 2015.

En la Región, obedece al hundimiento de la promovida por la Administración General del Estado y la Seguridad Social; los entes territoriales la acrecientan con ímpetu al invertir 154 millones, el 51,7% por encima del registro anterior, que es la mayor cuantía desde el año 2010.

Igualmente adversos, aunque en menor medida, son los resultados que proporcionan los indicadores de edificación residencial, cuyo decaimiento, una constante durante la crisis económica, parece prolongarse en la recuperación.

La debilidad que se observa en la Región en este ámbito se refleja en la ratio de participación relativa en el total nacional, 1,7% el último año, cuando se situaba en el entorno del 6% entre 2003 y 2008.

Todos los factores determinantes del grado de accesibilidad a la compra de una vivienda contribuyen en 2016 a que sea más fácil. Por un lado, otro retroceso del precio, pero también se produce una nueva disminución del tipo de interés de los préstamos hipotecarios y los salarios, aunque escasamente, se elevan según se expondrá en un epígrafe posterior. Varios indicadores permiten analizar esta cuestión.

Uno de los más empleados trata de evaluar financieramente el esfuerzo bruto (sin bonificaciones fiscales) que a una persona le supondría adquirir una vivienda.

Siguiendo la metodología descrita en el gráfico S.15, expresa qué porcentaje del salario medio anual debería dedicar al pago de los intereses y amortización del préstamo hipotecario.

La ratio arroja 22,3% en 2016, 1,1 puntos menos que en el año precedente y el valor más bajo desde mediados de la década de los 90. Aplicando la misma metodología para el conjunto nacional resulta un esfuerzo bruto del 31%, casi como en 2015.

El estancamiento del flujo de entrada de vivienda al parque residencial unido al crecimiento de las transacciones inmobiliarias permite una moderada reducción del stock de vivienda nueva pendiente de venta.

Obra pública y edificación residencial continúan sin mostrar signos sólidos de una reactivación necesaria para dar el relevo o complementar a los sectores que ahora están impulsando el crecimiento de la economía regional.

Actualmente, el rasgo más alentador es la dinamización de las transacciones inmobiliarias y la reducción moderada del stock pendiente de venta.

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