Zubizarreta: "Cuando la niña de Chernobil sonrió supimos que estaba en la familia"

  • La familia de Andoni Zubizarreta ha acogido en tres ocasiones a una niña afectada por el desastre nuclear de Chernobil en 1986.
  • La Asociación Chernobil de Euskadi ha hecho posibles 2.500 acogimientos familiares desde 1996.
  • Este sábado el colectivo ha convocado en Bilbao una reunión informativa para los interesados en participar en el programa el próximo verano.

200.000 muertos y varios millones de afectados. Pero el desastre nuclear de Chernobil , 20 años después, aún no hada dado sus últimos coletazos. Los expertos calculan que en los próximos años entre 4.000 y 70.000 personas contraerán cáncer por culpa de la radioactividad de la zona.

La Asociación Chernobil de Euskadi lleva desde 1996 trayendo a niños de Chernobil al País Vasco para que pasen un verano con familias de acogida. Aquí mejoran su salud, toman un respiro y vuelven dos meses más tarde con sus familias a Ucrania.

La asociación ya está buscando familias que quieran participar en el programa este año. Desde su inicio, los hogares vascos han hecho 2.500 acogimientos. Los interesados en participar en la iniciativa el próximo verano deben acudir el próximo sábado 24 de noviembre a las 17.00 horas a la reunión informativa de la Asociación Chernobil en la sede de Bolunta (Bilbao, calle Ronda s/n). También pueden llamar al teléfono. 670 419 078.

Hoy el ex portero del Athletic, Barça y la selección española, Andoni Zubizarreta, ha contado su experiencia. Su familia ha acogido durante tres veranos a una niña que hoy tiene 10 años.

"Cuando Oksana nos sonrió ya supimos que estaba integrada en nuestra familia. Al principio fue un poco duro. Los ucranianos tienen una forma de ser mucho más rígida que la nuestra. No están acostumbrados a sonreír a menudo, ni a dar y tomar cosas como lo hacemos aquí. Fue chocante que el primer día que durmió en nuestra casa madrugó e hizo perfectamente su cama a primera hora de la mañana.

Mi hija, que tiene su edad, nunca lo haría. No es mejor ni peor; sólo es diferente.

Pero poco a poco Oksana fue cogiendo confianza. Cuando en casa decidimos participar en el programa de acogida fue por dos motivos: el primero, por la solidaridad con los niños que sufren aún la radioactividad.

El segundo, por nuestra hija. Queríamos que ella conociera que hay otras culturas, otras formas de ser. Ha sido muy enriquecedor para todos. Cuando Oksana tiene que marchar se va muy feliz. Feliz por haber pasado un buen verano con nosotros, por tener mejor salud. Y feliz porque vuelve a su hogar, con su madre, su padre, su familia. Eso es lo importante".

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