Las fuerzas de seguridad alemanas estiman en 690 el número de radicales islámicos considerados peligrosos que están en el país, lo que supone un claro ascenso respecto a los 549 de los que se tenía constancia a finales de 2016.

La cifra ha ido en aumento progresivo en los últimos dos años y mantiene esa evolución de manera continuada, según ha advertido el presidente del departamento federal de la Policía de lo Criminal (BKA), Holger Münch, en declaraciones al diario Frankfurter Rundschau.

De los mencionados 549 radicales considerados peligrosos que se tenían detectados y a los que se seguía como tales a finales de 2016 se había subido a 616 en marzo, hasta alcanzarse ahora la cifra de 690.

Münch ha advertido de que este grupo es el que representa un mayor peligro para la seguridad nacional, claramente por encima del que supone la izquierda radical o los antisistema y también la ultraderecha.

En ese grupo de islamistas peligrosos se contaba el tunecino Anis Amri, el autor del atentado con un camión robado contra el mercadillo navideño de Berlín, el pasado diciembre, en que murieron doce personas.

Amri, abatido pocos días después por la policía italiana, había entrado en el país como refugiado y había estado bajo vigilancia, pero que por una serie de errores policiales aún por investigar logró cometer su ataque.

Münch recuerda que se ha observado un incremento alarmante de todo tipo de extremismos -yihadista, izquierdista y ultraderechista-, tal como reflejaba el último informe de los servicios secretos alemanes de Interior.

El más reciente exponente de esta "alarmante evolución", en lo que respecta a la izquierda, fue la escalada de violencia de la pasada cumbre del G20 en Hamburgo, celebrada del 7 al 8 de julio bajo presidencia alemana.

Los grupos antisistema protagonizaron tres noches consecutivas de altercados en una amplia zona de la ciudad y el balance final de fueron 476 agentes heridos, 186 detenciones y 225 arrestos temporales, de los cuales 27 derivaron en órdenes de detención

En lo respecta a la ultraderecha, Münch recuerda el alto número de ataques xenófobos, principalmente contra centros de refugiados, registrado desde 2015.

El jefe del BKA afirma que se ha reforzado la vigilancia sobre estos grupos para evitar que se generen células terroristas como la denominada Clandestinidad Nacionalsocialista (NSU), responsable de los asesinatos de nueve inmigrantes y una policía, que actuó durante más de una década pero cuya existencia no se reveló hasta 2011.