La empresa perjudicada denunció el posible intrusismo sufrido en su gestor de correo electrónico del que había sido alertado por su prestador de servicios de Internet. El acceso ilegal se había producido un sábado cuando ninguno de sus trabajadores de ese departamento trabaja.
La única persona que poseía las claves y contraseñas de acceso al gestor de correo electrónico las guardaba en un cajón de su mesa cerrado con llave, según ha informado la Delegación del Gobierno en un comunicado.
La investigación policial verificó los hechos denunciados y constató qué ordenador había sido utilizado para el acceso ilegal y cómo se había podido lograr, determinando que había sido una trabajadora de la empresa, despedida fechas antes.
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