Nacer con derechos es, para muchos niños, una utopía. En muchos lugares del mundo aún depende del sexo, el dinero o el lugar en el que se haya nacido. Ayer, la Declaración de los Derechos del Niño cumplió su mayoría de edad bajo la atenta mirada de instituciones y organismos que luchan por el cambio social y la protección de la infancia en el mundo. Sólo dos países negaron su apoyo a la causa: Somalia y Estados Unidos.

Vitoria quiso unirse al compromiso con los derechos de la infancia organizando actividades como una carrera solidaria y una jornada de natación solidaria en las que han participado alrededor de 1.500 niños y jóvenes universitarios. En ambos casos los niños tenían que aportar algo de dinero para participar. La recaudación de la carrera se donó a la ONG Save the Children para ayudar a los niños de la República Democrática del Congo.

Para apoyar estas iniciativas la directora de orquesta Inma Shara y la gimnasta Tania Lamarca, acudieron a las instalaciones del Estadio donde se vieron entrañables escenas como la de un niño de seis años que lloraba porque había olvidado el dinero de la recaudación. Recordándolo con simpatía, Maribel Landa, miembro del comité de UNICEF, explicaba que "las aportaciones irán destinadas a la lucha contra el sida en diferentes países subdesarrollados".

A pesar de los esfuerzos, aún queda mucho por hacer. Diariamente se violan las leyes que protegen a la infancia, tanto por explotación como por maltratos o abusos sexuales. En el mundo, más de 100 millones de niños viven en la calle. 246 millones están obligados a trabajar mientras que 800 millones no reciben alimentación adecuada.

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