Los colegios no cambian aquí a niños que se orinan

Educación no prevé contratar cuidadores. Hay padres que tienen que ir a recoger a sus hijos si se hacen pipí, mudarles en casa y llevarlos de nuevo.

Si un niño de tres a seis años se hace encima sus necesidades, o se ensucia al vomitar, sólo cuenta con sus padres para cambiarlo de ropa. Los maestros no tienen obligación de hacerlo. Por eso, el sindicato FETE-UGT solicita a la Consejería de Educación que introduzca en los centros «la figura del auxiliar, para que haga labores complementarias a las de los profesores». Es la opinión del responsable, Daniel Rodríguez.

En Educación, sin embargo, discrepan de su posición porque «son casos puntuales». En teoría, «a esas edades controlan sus esfínteres» y por esa razón no tienen intención, ni ahora ni en un futuro próximo, de dotar a los colegios asturianos de cuidadores de Educación Infantil.  «Si ocurre un día, le cambian, no le van a dejar mojado», dicen.

Hay profesores que lo hacen y otros que se niegan a cambiar pañales cuando no les corresponde (si no son alumnos de Educación Especial ni de 0 a 3 años). Argumentan que tienen que dejar la clase parada y desatender al resto de chavales.

En esos casos, los papás tienen que acudir al colegio a por sus hijos. Se los llevan a casa y, si da tiempo, los llevan otra vez a clase. En el colegio concertado San Ignacio de Loyola de Oviedo tienen pantalones de chándal de emergencia y calzoncillos. Si el niño se moja, le mandan a casa con la ropa sucia en la mochila.

En Asturias hay 21.647 alumnos de Educación Infantil. Entre ellos, la «comunidad educativa promueve el control de esfínteres», asegura Educación. Al final, todo depende de la disposición del profesorado y de la organización de los centros.

Así lo vive una madre de aquí

María Álvarez. Su hija va al colegio de La Salle . «Me avisaron cuando empezó»

«A principio de curso nos reunieron a los padres y nos dijeron que, si se hacían pis, teníamos que ir a buscarles». Y así actúan los padres de los niños del colegio concertado de La Salle en La Felguera. «Si no puede ir la madre, van el padre o los abuelos» a por el niño. A su hija de 4 años la han tenido que ir a buscar «sólo una vez». La madre acepta con resignación la decisión del centro y advierte de que «no ha habido críticas». Sin embargo, a ella no le parece que ésta sea una forma «apropiada» de conciliar la vida laboral con la familiar. Porque si ningún miembro de la familia puede ir, es el papá o la mamá quien tiene que dejar su trabajo para que el pequeño no esté mojado.

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