Así se ha derrotado a Estado Islámico en su bastión en Irak

Las fuerzas iraquíes en Mosul.
Las fuerzas iraquíes en Mosul.
EFE
Las fuerzas iraquíes en Mosul.

Las autoridades iraquíes confirmaron este domingo la liberación de la ciudad de Mosul del yugo de Estado Islámico, arrebatando así al grupo terrorista su principal bastión en el país.

Las fuerzas gubernamentales han culminado una ofensiva que hace pocos días entraba en su fase decisiva y que ha visto cumplido el objetivo de derrotar a los extremistas en el que era su último eje urbano en Irak.

El 17 de octubre de 2016, el ejército iraquí lanzaba su ofensiva para la recuperación de Mosul, en manos de Estado Islámico desde junio de 2014.

Decenas de miles de miembros de las fuerzas de seguridad están implicados, con el apoyo crucial de la aviación de la coalición internacional antiyihadistas dirigida por Estados Unidos.

En dos semanas, recuperan el control de decenas de localidades de los alrededores, incluyendo la ciudad cristiana de Qaraqosh, a una quincena de kilómetros de Mosul.

Entrada en la ciudad

A principios del mes de novbiembre, el ejército anuncia su entrada en Mosul desde el este y obliga al líder del EI, Abu Bakr al Baghdadi, a exhortar a sus hombres a luchar "hasta el martirio".

El 8 de noviembre, los peshmergas, combatientes kurdos iraquíes, anunciaron haber conquistado Bashiqa, a una docena de kilómetros al noreste. El 13 del mismo mes, las fuerzas iraquíes retomaron el sitio antiguo de Nimrod, a una treintena de kilómetros de distancia.

Tras unas semanas de múltiples ofensivas suicidas, las fuerzas iraquíes interrumpen, en el mes de diciembre, su ofensiva. Se entra entonces en dos semanas de tensa tranquilidad dentro del enfrentamiento.

Primeros pasos de la liberación

El 8 de enero de 2017, las fuerzas de élite llegan por primera vez al Tigris desde el este. El 16, el portavoz del servicio de contraterrorismo iraquí, punta de lanza de la ofensiva, anuncia que se ha reconquistado la tumba de Jonás, un importante santuario del país, destruido por los yihadistas en 2014.

Solo una semana después, los militares anunciaron la "liberación total" de la zona este de la ciudad.

Fue entonces el momento en el que las fuerzas gubernamentales cambiaron su perspectiva hacia el oeste, y comenzaron cortando todos los accesos a Mosul desde esa parte.

Con la base cercana de Ghazlani y el aeropuerto bajo el mando del ejército, las posesiones del Estado Islámico iban siendo cada vez más limitadas.

Meses clave

El 4 de mayo, las fuerzas iraquíes abrieron un nuevo frente al noroeste de Mosul. La operación buscaba cerrar el asedio de la Ciudad vieja, donde decenas de miles de civiles estaban  atrapados por los yihadistas, según organizaciones humanitarias.

Esos días se antojaron muy relevantes: a 16 de mayo las autoridades confirmaron que el ejército había recuperado el 90% de Mosul oeste.

La respuesta más ambiciosa tomada por EI fue la destrucción de a emblemática mezquita Al Nuri y su minarete inclinado, del siglo XII, algo que desde el otro bando se intuyó como el principio del fin de los yihadistas.

La caída

9 de julio de 2017: Mosul se declara "totalmente liberdada" de las fuerzas yihadistas, en palabras del primer ministro iraquí, Haider Al Abadi.

Nueve meses de guerra, con un final declarado como "una gran victoria" para acabar con el dominio de Estado Islámico, cuya potencia es cada vez menor.

La recuperación de Mosul es relevante por el hecho de que fue en esa ciudad donde Estado Islámico proclamó su "califato". Antes de tomar la urbe, Dáesh era considerado un grupo local y fue a partir de esa invasión cuando propagó con mayor dureza su mensaje.

¿Qué pierde EI sin Mosul?

Las televisiones de todo el mundo reprodujeron en junio de 2014 las imágenes de Al Baghdadi, proclamando el Califato desde la Gran Mezquita de Al Nuri de Mosul tras el avance relámpago de sus milicias y el desmoronamiento de las fuerzas gubernamentales iraquíes.

Ahora, derrotado, el grupo ve como su mensaje se frena y por tanto su potencia queda duramente reducida.

La toma de los bancos y los pozos petroleros le dieron al grupo la fuente de financiación necesaria para desarrollar una férrea estructura estatal e imponer la sharia o ley islámica. En Mosul pronto se impuso el velo integral a las mujeres y comenzaron a llegar noticias de palizas de yihadistas a mujeres y niñas que salían a la calle incumpliendo su código de vestimenta.

Las personas que no pertenecían al sector mayoritario suní y musulmán de los territorios del Estado Islámico aún sufrieron una mayor persecución, en particular comunidades como la chií, cristiana, sufí o yazidí. Unas persecuciones que ahora, con Dáesh derrotado, tranquilizan -solo en parte- a una población que sabe que queda camino por recorrer para que la guerra termine.

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