Unos 50 indigentes han sido desalojados del palmeral Oasis Maspalomas, un espacio natural protegido que linda con varios establecimientos turísticos de primera categoría, cuyo interior se ha convertido en el refugio clandestino de personas sin hogar que viven rodeadas de basura.

Este paraje turístico del sur de Gran Canaria es limpiado ahora por el Cabildo y el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana tras más de 20 años de abandono.

La faena a la que se enfrentan las cuadrillas de limpieza es ingente. Después de una semana a destajo, las bolsas con restos de palmeras, rastrojos y residuos se acumulan en los márgenes del espacio natural, a la espera de que los camiones comiencen a retirar las montañas de basura.

"Esto era un vertedero incontrolado en el que había de todo menos escombros", reconoce el concejal de Parques y Jardines, José Rodríguez.

Residuos de todo tipo

Y es que todavía permanecen en el lugar hasta los baños químicos que se instalaron para celebrar un campamento juvenil el pasado verano, con sus duchas y demás objetos necesarios para la convivencia. También se han encontrado decenas de ruedas de coche, aunque lo más impactante es ese asentamiento de indigentes.

La suciedad acumulada en algunos puntos motivó que los operarios usaran mascarillas para enfrentarse a los malos olores sin poner en riesgo la salud.

Además, el estado de conservación del palmeral es lamentable, con muchos ejemplares afectados por una especie de picudo, la diocalandra, que desde 1996 mata silenciosamente a buena parte de la plantación.

De hecho, la gran cantidad de hojas que se han retirado están relacionadas con el ataque de este insecto, un coleóptero que se caracteriza por taladrar la palmera hasta dejarla seca y acabar con ella.

En las labores de adecentamiento participan más de 200 personas, la mayoría contratas por el Ayuntamiento, aunque las cuadrillas de expertos en podas las ponen el Cabildo y la empresa Elmasa Medio Ambiente. Esos trabajos de corte se centran principalmente en las partes secas de las palmeras, ya que muchas de ellas están completamente huecas y constituyen un peligro para el que se acerca.

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