Han transcurrido sesenta años desde la solemne ceremonia de boda celebrada el 20 de noviembre en la Abadía de Westminster. Isabel II, entonces princesa, contraía matrimonio con un modesto teniente de marina procedente la familia real griega, considerado por aquel entonces uno de los miembros de la realeza más atractivos y también más pobres del Gotha.

"No es un matrimonio de conveniencia", titulaba el Daily Mail por aquel entonces. Estaban, se decía, muy enamorados. Felipe Mountbatten , nieto del Rey Jorge I de Grecia, era sobrino y protegido de de Lord Mountbatten, era tataranieto de la Reina Victoria y primo tercero de Lilibet, apodo por el que es conocida la Reina de Inglaterra en la intimidad.

Su propio tío alentó la relación con mucho éxito. Se conocían desde siempre y se carteaban, pero no fue hasta 1944 cuando los padres de Isabel se dieron cuenta de que su hija y Felipe eran algo más que primos lejanos.

Fue en una fiesta donde bailaron todas las canciones. El tema comenzó a tratarse entre Lord Mounbatten y Jorge VI, pero se decidió esperar a que Isabel cumpliera los dieciocho años.

De Felipe, alto, rubio, de ojos garzos, Isabel estaba perdidamente enamorada. Nieto del Rey de Grecia, su madre, la princesa Alicia era hija de Louis de battenberg, Comandante en jefe de la marina británica cuando estalló la segunda guerra mundial.

La conversión del novio a la fe anglicana

En 1945, Felipe solicita la nacionalidad inglesa como teniente Fhilip Mountbatten, renuncia a su título real como príncipe de Grecia y se convierte a la religión anglicana, tras abjurar de la fe ortodoxa. Su futuro suegro, al tanto del romance, le prohibió sin embargo aparecer junto a ella en público hasta el 10 de julio de 1947, fecha en la que se anuncia el compromiso tras un viaje a Sudafrica de la familia real.

El día de su boda, el 20 de noviembre, la princesa de Inglaterra lució un espectacular vestido diseñado por Hartnell cuyo velo medía 14 metros de largo, confeccionado con 160 Km de hilo. Diez bordadoras y quince costureras participaron en la confección del traje nupcial. El novio, que estaba acatarrado, le prometió a su futura mujer dejar de fumar a partir de entonces.

La pasión que sentía Isabel II por su esposo era muy fuerte, tras el viaje de novios, en la biografía "Los Windsor" de Kitty Kelly, se recogen los testimonios de la duquesa de Leeds."El príncipe se quejaba de que Isabel siempre estuviera en su cama". El marqués de Milford Haven llegó a reciminarle con contundencia su actitud : "Un espadachín nunca habla de su compañero de esgrima"Se ha hablado mucho de las infidelidades del duque de Edimburgo, pero lo cierto es que ha sabido estar junto a su esposa en los momentos difíciles.

A lo largo de sus sesenta años de matrimonio, Isabel y Felipe de Edimburgo han mantenido siempre las formas. Sus cuatro hijos les han dado numerosos nietos, con los cuales se muestran mucho más cálidos y cercanos de lo que se mostraron con sus hijos.A juzgar por la longevidad de su madre, la difunta Reina Madre, fallecida a los 101 años de edad, a Isabel II le queda tiempo para disfrutar de sus bisnietos, y hasta de algún que otro tataranieto.