Romero se ha pronunciado así en su declaración en calidad de testigo en el juicio por la pieza principal del caso Emarsa, procedimiento en el que se ha investigado un presunto desfalco de alrededor de 25 millones de euros en la gestión de la depuradora de Pinedo.
La testigo, quien trabajaba en el departamento de Contabilidad de Emarsa, ha relatado este martes ante el tribunal las diferentes irregularidades que se cometieron en la mercantil y la manera en la que se cambió la forma de trabajo con la llegada del entonces gerente, Esteban Cuesta.
Ha explicado que "muchas" facturas llegaban sin albarenes, algo que era "necesario" para comprobar que se habían hecho correctamente los suministros. "Se me pasaban algunos albaranes, no todos. Los cotejaba, veía que tenían la firma del jefe de Mantenimiento, los juntaba con las facturas y les poníamos el sello. Después se pasaban a Enrique Arnal -ex director financiero- para que diese el visto bueno y las contabilizábamos en el ordenador. Se archivaban por orden alfábetico".
Algunas de las facturas, ella ni las vio mientras trabajaba en Emarsa. Según ha explicado, cuando se ordenó la liquidación de la mercantil, desde la Entidad Metropolitana de Servicios Hidráulicos (Emshi) se les exigió que comprobaran albaranes y facturas para ver la deuda que había con proveedores y poder sufragarla.
"Cuando tuvimos que hacer ese proceso, que era bastante trabajo y en el que participamos dos o tres personas, vimos que había el doble de facturas de las que normalmente había y proveedores archivados de los que no sabíamos de su existencia. Lo comentamos todos los que estábamos allí", ha manifestado.
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