Una casa de La Jota se cae con sus habitantes dentro

En la piso había tres mujeres ecuatorianas que se salvaron de milagro. El inmueble se ubica en avenida de Cataluña, junto a un solar en  obras
Los inquilinos de la casa caída (al fondo) hablan con policías poco después del derrumbe, y les informan de su traslado a un hostal.
Los inquilinos de la casa caída (al fondo) hablan con policías poco después del derrumbe, y les informan de su traslado a un hostal.
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Los inquilinos de la casa caída (al fondo) hablan con policías poco después del derrumbe, y les informan de su traslado a un hostal.
Karen, ecuatoriana de 30 años, su madre y su hermana volvieron a nacer ayer, a las 17.00 horas, en su piso de la avenida de Cataluña (número 146). Mientras estaban en casa, escucharon un fuerte estruendo. Karen abrió la puerta de una habitación y se encontró, directamente, con el sol y una nube de polvo. Parte del edificio había desaparecido.

Afortunadamente, sus cuñados y sobrina, que vivían en el piso de arriba, habían salido de casa para ir al médico diez minutos antes. De no ser así, habrían caído al vacío, según los bomberos.

Los inquilinos del inmueble, dos familias ecuatorianas (emparentadas), ya habían advertido de que las obras en el solar anexo (en la esquina con la calle Once de Julio) hacían que vibrara su casa. «Desde que empezaron a taladrar, el piso se movía mucho. Pero nunca imaginé que se fuera a caer», indicó Karen. Su esposo, Oswaldo, comentó las vibraciones a los propietarios de los pisos, por los que pagaban 350 euros de alquiler. Todo siguió como estaba.

El derrumbe parcial se produjo al hundirse un pilar de la casa, construida con materiales de escasa calidad, en la fachada lateral y arrastrar parte del edificio, según explicaron los bomberos. El material de construcción del bloque (hormigón) estaba muy deteriorado. La zona afectada tendrá que ser derruida y habrá que esperar a los informes técnicos de los arquitectos para saber qué ocurre con el resto del edificio.

Las dos familias ecuatorianas tuvieron que incluir todas sus pertenencias en un par de maletas. Muchos enseres se han quedado entre los escombros. Son los recuerdos que Oswaldo ha acumulado en los tres años que lleva viviendo en Zaragoza. Hasta hace dos meses trabajaba en la panadería del inmueble derrumbado. Su hermano trabajaba allí hasta ayer, el día en el que se quedó sin casa y sin empleo.

Unos días en el hostal

Las dos familias ecuatorianas, que ayer perdieron sus pisos de La Jota por el derrumbe, han tenido que cambiar su casa por un hostal. Anoche se instalaron en La Posada de las Armas, a instancias de los servicios sociales del Ayuntamiento. Seguirán allí hasta que decidan qué va a pasar con sus viviendas, según informó Oswaldo, uno de los afectados.

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