Esto supone que, de seguir todo así, estas 20.387 personas que faltan suponen una pérdida del 33,7% de los trabajadores actuales (60.445, según el último dato de la encuesta de población activa).

Las consecuencias de esta futura situación serían dos: la visión positiva es que el paro se acabaría si se mantienen los mismos índices de empleo.

Por el contrario, la visión realista pone de manifiesto que se reduciría el número de personas que gana dinero, puede gastar y cotizar a la Seguridad Social.

Para ayudar a corregir este desajuste, los expertos apuestan por la incorporación de más mujeres a la vida laboral y la llegada de más inmigrantes.

De hecho, en el último año, 2.797 extranjeros optaron por Vigo como ciudad para vivir y trabajar y, desde 2000, la población extranjera se ha multiplicado por tres, superando ya los 14.400 foráneos empadronados aquí.

Ahora bien, en este desequilibrio no se puede olvidar la nueva ley que el Estado pretende aprobar y con la que los trabajadores podrían retrasar su edad de jubilación.

Según el ministro de Trabajo, Jesús Caldera, la pensión de jubilación aumentará hasta un máximo del 15% para quienes deseen prolongar su vida laboral después de los 65 años.

Faltarán trabajadores, pero, por el momento, puestos de trabajo no faltan. Según los últimos datos del INEM, en la provincia de Pontevedra hay 67 ocupaciones de difícil cobertura.

Entre otras, destacan: técnico en calderería, cristalero de edificios, camarero de barco, cocinero, óptico o limpiador de ventanas.

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¿Trabajas en lo que te gusta?

Fausto Hernanz. 45 años.

«Soy funcionario de la Agencia Tributaria y la verdad es que mi trabajo me encanta. Tiene muchas cosas buenas, como el horario, que es sólo de mañana», explica. Además, reconoce tener ventajas respecto a la empresa privada. «Los sueldos allí son mejores, pero tienes que hacer muchas más horas extra y la calidad de vida empeora».

Laudelina Sánchez. 56 años.

«Trabajo en el sector de la hostelería y, realmente, es una profesión que me gusta». Así de claro lo tiene Laudelina, que estos días visita Vigo pese a tener su residencia fijada en Asturias. Trabaja en una de las ocupaciones con más oferta de empleo, pero a ella la experiencia no le falta. «Ya casi he perdido la cuenta, pero llevo alrededor de 25 años en esta profesión».

Roberto Oliveira. 23 años.

Todavía no se ha adentrado en el mercado laboral, pero tiene ya la vista puesta en lo que le deparará el futuro profesional. «Estoy estudiando tercero de Telecomunicaciones, el último curso y en la facultad nos dan bastantes expectativas laborales. Yo creo que lo de encontrar trabajo depende del momento, hay años muy buenos y otros en los que es más difícil lograr un empleo».