Turismo.- Trabajar en una ganadería de reses bravas atrae a más de 1.500 turistas al año a una finca de Vilches

  • La experiencia de conocer de primera mano la cultura del toro bravo y poder participar en los trabajos que comporta una ganadería de reses bravas en plena dehesa atrae al año a unos 1.500 turistas de todo el mundo hasta la finca El Añadío, al norte del término municipal de Vilches (Jaén) y en pleno corazón de Sierra Morena.
Finca de El Añadio
Finca de El Añadio
EUROPA PRESS/EL AÑADÍO
Finca de El Añadio

Esta finca de casi 400 hectáreas en la que se crían unas 300 reses bravas optó hace diez años por convertir las viviendas de los mayorales en un hotel rural de ocho habitaciones por las que ya han pasado unos 10.000 turistas tanto nacionales como del resto de países del mundo, tal y como ha relatado a Europa Press, la gerente de El Añadío, María Jesús Gualda, que recientemente ha recogido de Fitur el Premio Turismo Activo 2017, en la modalidad de Cultura, por este proyecto turístico vinculado a la cultura del toro.

Gualda, ganadera y farmacéutica, ha defendido la necesidad dar "visibilidad al mundo del toro mucho más allá de las imágenes de las corridas que guardamos en la retina y la memoria, porque la tauromaquia es muchísimo más que eso". Por eso, María Jesús Gualda habla de contribuir a "la sostenibilidad del paisaje y las costumbres de la dehesa".

Para Gualda, "la cultura del toro forma parte importante de un legado histórico y de la idiosincrasia de Andalucía y de nuestro país, y por tanto también de nuestra oferta turística". Esta ganadera adquirió la finca de su familia en una época en la que se barajaba su roturación para el cultivo.

Con la compra de esta finca, Gualda garantizó la continuidad de la ganadería de Santa Coloma y convirtió el antiguo edificio del cortijo y de las viviendas de los mayorales en un hotel rural que da la opción a sus clientes de criar y probar a las madres bravas, que viven en la dehesa y que pasan por el tentadero para ser toreadas para medir su bravura.

Dar de comer a las reses, hacer encierros, marcar a los animales, mover el ganado, participar en las tientas son algunas de las actividades a las que los turistas que se hospedan el hotel tienen acceso, incluida la de apadrinar a alguno de los becerros y recibir puntualmente información de todas las épocas de su vida antes de estar listo para ser lidiado en una plaza de todos.

La finca se ha incorporado también al plan de recuperación del lince ibérico y ha acogido la suelta de ejemplares esta especie. "Quienes visitan la finca descubren

cuántos palillos mueve el universo del toro, mucho antes del momento de la corrida", ha indicado la gerente de este complejo.

María Jesús Gualda defiende hacer del toro un elemento del turismo "porque el toro sigue siendo uno de los emblemas por el que se identifica a España fuera de nuestras fronteras", de ahí que su objetivo sea "difundir la tauromaquia entre el público que la desconoce".

De hecho, el perfil que del visitante a El Añadío es mayoritariamente el de personas que "sienten curiosidad por el mundo del toro, pero que no son expertas". En un 70 por ciento de los casos son turistas nacionales, pero el 30 por ciento restante se corresponde con personas llegadas de todas las partes del mundo. Para Gualda, todo el empeño de su trabajo va dirigido a dar a conocer la cultura del toro "más allá de las corridas" porque "es mucho lo que hay por conocer y por amar".

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