Verónica Forqué: "Lo que hacemos con los animales es una crueldad innecesaria"

  • Verónica Forqué es una de las protagonistas de la obra 'La respiración'.
  • Se representará en el Teatro de La Abadía del 7 al 25 de junio.
  • La actriz cuenta a 20minutos cómo de los malos momentos surgen los mejores.
La actriz Verónica Forqué durante la presentación de la obra de teatro 'La respiración'.
La actriz Verónica Forqué durante la presentación de la obra de teatro 'La respiración'.
GTRES
La actriz Verónica Forqué durante la presentación de la obra de teatro 'La respiración'.

La veterana y talentosa Verónica Forqué vuelve a subirse a los escenarios para hacer lo que mejor sabe, arrancar risas y sonrisas a los espectadores. En La respiración (en el Teatro de La Abadía del 7 al 25 de junio), a las órdenes de Alfredo Sanzol, la actriz da vida a Maite, la madre de la protagonista, Nagore (Nuria Mencía), una mujer sumida en la depresión después de que su marido la abandonase.

Risueña, cercana, increíblemente expresiva y con un halo de serenidad que se percibe en cada uno de sus gestos y palabras, la intérprete relata a 20minutos cómo afronta su papel en una obra que regresa a la capital con dos premios Max debajo del brazo.

Usted no estaba en el primer montaje de la obra. ¿Cómo llegó a La respiración?

Fue muy bonito, precioso. Soy muy fan de Sanzol –no me pierdo ninguna de sus obras– y vine al estreno con mi hija María. Me encantó la obra y me encantó Nuria, que hace un personaje maravilloso. El personaje de la madre lo hacía Gloria Muñoz, que es una actriz y compañera a la que quiero y que me encanta. Y, cuando salimos del teatro, le dije a mi hija "cómo me hubiera gustado hacer ese personaje". Esas cosas que se dicen a la ligera, fantasías, una cosa así dicha con la mejor intención. Y quién me iba a decir a mí que a los veinte días me iba a llamar Alfredo para hacer exactamente ese papel. ¡Cómo es la vida! Así que más feliz que refeliz.

¿Supone alguna presión llegar como "la nueva"?

Una sustitución siempre es más difícil, más estresante. "Ay, ay, ay, qué bien lo hacen todos, yo lo hago fatal. ¡Ay, dios mío!". Pero bueno, las primeras funciones estaba todavía un poco insegura: "¿qué viene ahora?, ¿qué escena era?", porque eso pasa. Pero bueno, ya después de la quinta función o sexta pues soy una más.

Con tantas tablas, ¿aún quedan nervios al pisar el escenario?

Uy, no te quepa la menor duda. Estaré bien, me encontraré bien, me fallará la voz, estaré nerviosa... yo que sé. Muchas dudas.

La obra tiene un humor muy del norte.

Claro, es que Alfredo es de Pamplona. No me cabe la menor duda de que hay diferencias entre el humor del norte y el del sur, también en la manera de expresarse. Pero le gusta a todo el mundo, porque hay cosicas de humor del norte, pero es una obra universal. Todo el mundo la entiende, llega al corazón de las personas.

¿Cómo definiría el tono de esta comedia?

Es el estilo de él, el humor de Alfredo, que conecta a veces con el lado más gamberro y a veces con el lado más sublime del ser humano.

Dice que no le gusta contar mucho de la obra, en plena "era del spoiler".

No me gusta nada. Los programas de teatro te cuentan toda la obra. Ya te da pereza verlas. Dices, bueno, ya está, ya sé de qué va. A muchos nos sigue gustando, o al menos a mí personalmente, el cuento, la sorpresa, ese "¡ay!, ¿qué va a pasar?". Y no: "Ya sabes, bueno, ahora es cuando viene esa escena, que ya lo pone ahí en el este, en la que él la deja". Bueno, pues ya está, la deja. Es más aburrido, ¿no?

El título de la obra es La respiración, pero lo cierto es que en estos tiempos casi no sacamos tiempo para respirar. ¿Usted lo consigue?

Sí, lo busco todos los días, es muy necesario. Lo necesito. Me tumbo en el suelo con una esterilla de yoga y hago un buen rato de respiraciones, y un rato de posturas, un rato de meditación.

Eso revela un toque de misticismo que la une un poco con su personaje, ¿no?

Tampoco. Misticismo, ojalá (risas). Ojalá fuera yo una iluminada, ojalá viera ángeles volando, diciéndome "hola Vero". No, eso no ha ocurrido. Me gustaría que ocurriera. Busco paz.

Maite le dice a su hija que debe luchar contra la soledad, ¿tan mala es?

En su caso sí, porque no es una soledad buscada o elegida sino que la han dejado ahí plantada y está muy deprimida, sufriendo mucho. Entonces, la madre le dice "está bien, estás sola, tu marido se ha ido con otra. Afronta la soledad, que la vida sigue".

El mensaje es que hay que luchar por sacar algo bueno de lo malo.

Sí, y yo no sé por qué será pero casi siempre de los peores momentos sacamos las mejores cosas. Lo he experimentado personalmente. Yo creo que a todos, ¿no? En época mala, de sufrimiento, de dolor, aprendes más cosas acerca de ti mismo que cuando te va todo muy bien y vas como flotando, con el ego subido porque todo te va muy bien. Y cuando llega el dolor tienes que reaccionar. Esto es algo que dicen todos los maestros espirituales del mundo de todas las épocas. Es una faena, ¿por qué tendrá que ser así, no? Dicen: "da la bienvenida a las piedras en el camino porque es una ocasión para crecer".

A usted siempre se la ve sonriente, ¿cómo lo hace?

Respiro.

Aquí vuelve a interpretar a una madre, como en Ali y otros trabajos. ¿Le gustan las historias sobre las relaciones madre - hija?

Tiene sentido que me pongan tantas hijas en la ficción. Y nietas dentro de nada, o ya también podría. La vida pasa. Tengo una hija y era un anhelo enorme que yo tenía el ser madre, así que en principio es un tema que me gusta, pero depende qué historias, unas me gustan y otras no.

¿Prefiere el drama o la comedia?

Me llaman más para cosas de comedia. También he hecho cosas de drama, pero nunca demasiado trágicas. Doña Rosita la soltera, de Lorca, quizá es la obra más dramática que he hecho. Poque ¡Ay, Carmela! tenía mucho drama pero tenía risas, muchas risas. Es otra obra que quedará para siempre en mi recuerdo. Pero me gusta más el humor. No necesariamente la comedia así como etiqueta, las obras donde hay humor y desenfado, como en la vida. No me gusta todo tan trágico ni todo tan superficial y de risa. Me gusta Woody Allen, me gusta Sanzol...

Tiene Twitter, pero escribe poco.

Solo lo uso para los temas de los animales, para ayudar a los perros y cosas así.

¿Se siente muy vinculada a los animales?

Sí, me parece que lo que estamos haciendo con ellos es una crueldad innecesaria, hay que buscar otros caminos. No hay que comer animales. Los animales no están aquí para que nosotros nos los comamos. Esa es la sensación –humildemente lo digo– que yo tengo. Y sobre todo la manera de criarlos es terrorífica.

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