El fiscal Juan Carrau ha defendido este viernes que la "maniobra" de los seis hijos varones del empresario José María Ruiz-Mateos en la compra de dos hoteles en Mallorca y Canarias era "una búsqueda desesperada de financiación" ya que no tenían intención iniciar la explotación hotelera sino que inmediatamente hipotecaron los hoteles.

Así se ha expresado el fiscal durante su alegato de conclusiones en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Palma desde la semana pasada.

El fiscal también ha acusado a los hermanos Ruiz-Mateos de generar "confusión deliberada y buscada" sobre qué y quiénes son el grupo Nueva Rumasa y sobre las garantías y los avales, todo ello para engañar a los vendedores. "Esto no es un grupo empresarial, es un maremágnum para generar confusión", ha dicho.

En este sentido, el Ministerio Fiscal ha recalcado que los testigos perjudicados manifiestan que creían que la venta se realizaba "a la familia Ruiz-Mateos". También mantiene que los acusados dieron a entender que había una responsabilidad familiar "pero cuando les conviene" hablan de empresas "distintas" e "independientes" entre sí.

LA ACUSACIÓN PARTICULAR VE "INVEROSÍMIL" EL TESTIMONIO DE LOS ACUSADOS

Por su parte, el abogado de una de las acusaciones particulares ha considerado "inverosímil" e "increíble" la explicación de los hermanos Ruiz-Mateos "que quieren hacer creer que todo lo hicieron por petición de su padre, cargando en él toda responsabilidad".

Según el letrado, los acusados han intentado mostrarse "como simples becarios ajenos a toda operativa", algo que les pone "en clara evidencia".

Asimismo, el abogado ha sostenido que "nunca tuvieron la más mínima intención de hacer frente al resto del precio" aplazado en la compra de los hoteles.

Por otra parte, ha negado que hubiera negligencia por parte de los perjudicados por no comprobar la solvencia de los Ruiz-Mateos ya que "tenían apariencia suficiente".

Durante la intervención de este letrado, el magistrado Jaime Tártalo ha tenido que llamar la atención a los acusados advirtiéndoles que no quería "ni aplausos ni abucheos" en la sala ante los argumentos de las partes.