Los de Alfonso del Barrio saltaron al terreno de juego, como ya es costumbre, muy serios y con ganas de dejar claro al Athletic que iba a luchar por los tres puntos. El Athletic, con la intención de demostrar que su objetivo es estar en Segunda A el año que viene y que las bajas de Susaeta y Vélez (convocados con la primera plantilla) no importaban.

Pero sí lo hicieron y mucho. Los primeros instantes del partido fueron muy abiertos y por primera vez en toda la temporada se vio fútbol en la Balastera. Del Barrio, sentado en la grada por sanción, cree haber encontrado en el tribote la fórmula para sacar adelante el equipo y el juego y los resultados le dan la razón.

Con un Armendáriz en el centro del campo muy activo y con mucho criterio para mover el balón, las ocasiones de gol para los locales no tardaron en llegar. Alberto García, Nacho Calvillo y Asensio a punto estuvieron de abrir la lata en los primeros diez minutos de juego.

El Athletic, lejos de acobardarse, también mostró sus cartas y creó peligro, la más clara en una falta de entendimiento entre la defensa morada y Juanes que apunto estuvo de costar un gol a lo locales.

El subconsciente colectivo de Segunda B dicta que en partidos tan abiertos lo mejor que se puede hacer es matarlos y en eso estaban los dos equipos cuando llegó el gol local.

Carlos, entre líneas, ganó la media punta a la

Era el minuto 8 y ahí terminó el partido. Con el gol en el marcador el CF Palencia apretó sus líneas y renunció a la pelota. Apareció David Otero, que cada día recuerda más al del año pasado, y a él solo le bastó para desarmar a un Athletic de Bilbao que no volvió a dar señales de vida.

El entrenador del Bilbao, Kike Liñero, leyó el partido y tras el descanso metió en el campo al delantero Álvaro Líbano, pura altura y fuerza. Sin embargo, Agustín y Blanco no le dieron la menor oportunidad.

Aunque el Athletic no renunció a sacar el balón jugado, el partido se perdió en pases largos, faltas, saques de banda y pérdidas de balón. Es lo que más y mejor ha demostrado saber hacer el CF Palencia.

De llegar algún gol, éstos debían llegar de fallos defensivos y Moya, el central del equipo vasco, cometió uno que permitió a Carlos encarar sólo a Raúl. Pensó qué hacer y ese fue su error porque el cancerbero robó el balón de sus pies.

El resto de jugadas que permitieron aplaudir al público llegaron de los pies de Nacho Calvillo y Carlos, o de Asensio en la banda contrario, muy trabajador durante todo el encuentro.

El partido no dio para más. Los tres puntos se quedaron en casa y el Palencia ya es décimo. Si se gana la semana que viene en Zamora, estarán más cerca los puestos de play off.

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