El Daesh pidió a sus terroristas que atacasen a adolescentes y jóvenes, como en Mánchester

Rumiyah, revista propagandística del Daesh.
Rumiyah, revista propagandística del Daesh.
20MINUTOS
Rumiyah, revista propagandística del Daesh.

El mensaje, publicado en el número 1 de la revista propagadística Rumiyah (página 36) en septiembre del año pasado, no pudo ser más explícito: "[Derramar] la sangre de los incrédulos es halal [permitido por el Corán] y matar es una forma de adoración a Alá. Esto incluye al hombre de negocios que va a trabajar en un taxi, los adultos jóvenes ("niños" post-púberes) que participan en actividades deportivas en el parque y el anciano que espera en fila para comprar un sándwich".

Así fue como el Daesh –o Estado Islámico– situó a niños y adolescentes como objetivos de sus matanzas terroristas, un crimen que se materializó, por primera vez en Europa, en el ataque del pasado lunes contra el público de la artista juvenil Ariana Grande en Mánchester

Los terroristas invitaron a atacar a "adultos jóvenes" y "niños post-púberes""Está claro que buscaba específicamente víctimas jóvenes y que esto es una novedad. La otra es el uso de explosivos, porque, hasta ahora, Daesh había instado a atacar con lo que se tuviera a mano, no con medios tan sofisticados", explica a 20minutos Alberto Bueno, investigador de la Universidad de Granada y miembro del Grupo de Estudios sobre Seguridad Internacional (GESI).

"En el tiroteo de la sala Bataclán de París, durante los atentados de noviembre de 2015, también había público joven, pero ahora se trata de chavales que iban a un concierto y es distinto", añade el especialista en yihadismo y miembro del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo Carlos Igualada.

Golpear y desestabilizar

Los dos expertos coinciden en que este ataque, como los reivindicados por la organización con anterioridad, tienen como objetivo "dar donde más duele" y poner de manifiesto que los menores de las sociedades occidentales son tan vulnerables como los sirios o los iraquíes. La desestabilización y el "bloqueo" de la cotidianidad, subraya Igualada, "siempre" están asociados a los objetivos de los terroristas.

Sin embargo, ambos rechazan que el respaldo de Reino Unido a la lucha internacional contra el Daesh sea el único factor que intervenga en la comisión de otro ataque en suelo inglés, después del que tuvo lugar el 22 de marzo en el puente de Westminster.

"La relación no siempre es causa-efecto. España, por ejemplo, ya era mencionada por Al Qaeda antes de que el Gobierno decidiese intervenir en la guerra de Irak. Cuando atacan en los países árabes, siguen una retórica de legitimar y afianzar su territorio. Cuando lo hacen en el exterior, tratan de justificar su ideología en la lucha contra Occidente y contra los que no creen", afirma Bueno.

Los especialistas también alertan de que blindar o militarizar las sociedades europeas es "adecuado" como respuesta inmediata tras un ataque de este calibre –el Ejecutivo de Theresa May ha autorizado la presencia del Ejército en las calles después de elevar el nivel de alerta al máximo–, pero perjudicial en el largo plazo. "Sería contraproducente, porque prolongaría la sensación de inseguridad y aumentaría la desconfianza de la ciudadanía en el sistema. Provocar eso es otra de sus bazas", precisa Carlos Igualada.

Los investigadores  trabajan con la hipótesis de que el autor del atentado, Salman Abedi, no trabajó solo, debido a la complejidad que implica la creación de un explosivo como el utilizado y al hecho de que hubiese sido entrenado en Libia. "Obtener los materiales es fácil, pero dar con la composición es otra cosa. Si además es un británico entrenado en Libia, entiendo la alarma creada", juzga Alberto Bueno, del GESI.

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