Calefacción insana

Vivimos en un edificio antiguo, con una calefacción antigua, aunque bien conservada. Lo primero que choca es que sea todavía de carbón. En Zaragoza siguen quedando muchas comunidades con calderas de carbón, que podrían convertirse en calderas de biomasa.

Con un alto poder calorífico, la caldera nos sitúa en torno a los 25 grados y, en momentos puntuales, picos de 29, un auténtico despropósito. Insano, caro y antiecológico, pero sin solución. ¿Por qué? La respuesta está en el viento.

Ventanas abiertas, radiadores cerrados y un sentimiento de culpa por un mundo degradado que se nos va sin remedio.

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