Touriño reconoce que Galicia no está a salvo de otro 'Prestige' pero sí mejor preparada

  • Aseguró que Galicia tiene más medios que nunca para su seguridad.
  • Insistió en que su Gobierno, si hay otra catástrofe, no la convertirá en desastre.
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El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, apuntó hoy que Galicia "no está a salvo" de que se pueda registrar una "desgracia" como la del "Prestige", aunque indicó que, cinco años después del desastre, la Comunidad cuenta con más medios "y mejor coordinados".

El jefe del Ejecutivo gallego, que hoy participó en un acto en Muxía, zona cero del "Prestige", en uno de los actos conmemorativos del desastre del hundimiento, afirmó que si hubiese otro accidente, su Gobierno no contribuiría "a agrandarlo ni a que se convirtiese en catástrofe ecológica", como cree que sucedió hace cinco años.

Igualmente, Pérez Touriño indicó que la Galicia que "eclosionó" tras el desastre del petrolero "fue la del cambio, que destrozó las falsas imágenes construidas sobre ella".

Malas mentiras 

Touriño aprovechó hoy la conmemoración del quinto aniversario del Prestige para subrayar que "la mentira sistemática y la desinformación programada" por los gobiernos "tienden a ser penalizadas" en las urnas y lamentó que "algunos no hayan sido capaces aún de aprender esta lección" cinco años después de la catástrofe.

En un acto organizado por la Fundación Iniciativas 21 en Muxía (A Coruña), considerada la zona cero de la marea negra, Touriño relacionó la pérdida del poder del PP en Madrid y en Galicia con la forma de gestionar la crisis, en su opinión, bajo un "cúmulo difícilmente igualable de despropósitos técnicos políticos e informativos" que llevaron a "quebrar su hegemonía", especialmente en Santiago, donde ostentaron la mayoría absoluta 16 años consecutivos.  

En su intervención, que se produjo después de la de personas relacionadas directamente con la tragedia del 13 de noviembre, como voluntarios y mariscadores, el mandatario declaró que los meses siguientes "echaron sobre los gobiernos de Fraga y de Aznar un amplio descrédito y la pérdida de confianza de una parte mayoritaria de la población".

La voluntad popular expresó la necesidad de un cmabio en la forma de gobernar"

Por ello, se mostró convencido de que las generales de 2004 primero y las autonómicas de 2005 después "dictaminaron algo más que un cambio" en la orientación política en Moncloa y San Caetano: "Lo que la voluntad popular expresó fue la exigencia de
un cambio en la forma de gobernar, la necesidad de abrir una nueva etapa en la relación con la ciudadanía marcada por principios de veracidad, transparencia, diálogo y asunción de responsabilidades". 

Las lecciones del 'Prestige''  

Así, insistió en que la "mentira sistemática no es rentable y tiende a ser penalizada" y añadió que "ésa fue una de las tres grandes lecciones de la crisis del 'Prestige'".

"Una lección que algunos no han sido capaces aún de aprender", reiteró, tras lo que censuró el "compendio de las peores políticas" que los populares demostraron con la gestión de la crisis, con la actitud de "mirar para otro lado, negar la realidad de lo que todo el mundo ve y delegar responsabilidades".

Hay que rememorar la desolación que se extendió por la sociedad ante un Gobierno desaparecido, que no contestaba"

En este sentido, consideró que esta actitud quedó "perfectamente representada por las
presencias de Fraga y Cascos en cacerías mientras aumentaba la marea negra que ellos mismos se empeñaban en negar" y criticó especialmente "la política de la desinformación de la opinión pública, de la manipulación de los medios de comunicación y de la transmisión de mentiras con las que se intentaba tapar una situación que cada día se complicaba más".  

Por ello, pese a que cinco años después otra lección de la catástrofe fue el "formidable
comportamiento de la sociedad", apostilló que "recordar aquellos también es rememorar la sensación de desolación que se extendió por todo el cuerpo social", con
un Gobierno "desaparecido, que no contestaba".

"Y cuando lo hacía, su vicepresidente, Mariano Rajoy, convertía aquellas miles de toneladas de chapapote en unos hilillos de plastilina que se solidifican al contacto con el agua", aseveró.

Punto de no retorno

Con todo, declaró que la crisis "supuso un punto de no retorno" en el que "salió a la luz una Galicia distinta a la consagrada por los tópicos", que hizo su entrada "demandando transparencia, reclamando responsabilidad y anticipando el deseo de cambio que tres años después se iba a ratificar en las urnas". "La Galicia que hizo su eclosión con el 'Prestige' fue la Galicia del cambio", proclamó.

Si sucede otra catástrofe el Gobierno no contribuirá a agrandarla ni a convertirla en un desastre ecológico"

En este sentido, aprovechó para "decir con toda claridad que la situación mudó mucho", en la línea de que la comunidad "debe poder
afrontar con garantías de coordinación la gestión de crisis similares".

Así, aludió a episodios como el del buque holandés 'Ostedijk' el pasado mes de febrero y, pese a reconocer que la costa "no está a salvo" de que se produzca un accidente similar --"negarlo sería una ligereza", declaró--, subrayó: "Os puedo garantizar que de producirse el Gobierno no contribuirá a agrandarla ni a convertirla en una catástrofe ecológica como ocurrió hace cinco años".

Según él, esta garantía responde a que "Galicia y España cuentan con gobiernos responsables y con sensibilidad ambiental, que reconocen los problemas, que toman decisiones y que no tienen vocación de manipular ni de mentir".

Un contexto al que se añade que la comunidad cuenta con "más medios y mucho mejor coordinados para afrontar un posible episodio de contaminación marina" y a que la cooperación entre administraciones es "constante y efectiva".

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