Reconocen el mal estado de la zanja junto a la que se produjo el derrumbe de Palomares

Los responsables de la obra que supuestamente provocó el pasado febrero el hundimiento de una casa en la calle Palomares de la capital, en el que fallecieron dos personas, conocían que no estaba haciendo bien la zanja entre los inmuebles, según ha indicado la arqueóloga de la obra.

El matrimonio formado por Antonio Sánchez García y María Teresa Fernández Murillo falleció cuando su vivienda se derrumbó al comenzar a trabajar las máquinas en un solar colindante, en el que se estaban construyendo diez pisos y algunas cocheras.

El abogado que representa a la familia del fallecido, Eduardo Villarejo, ha explicado que la arqueóloga responsable de la obra ha declarado ante el juez que instruye el caso que el día antes del derrumbe había presenciado una discusión entre el jefe de obras y el capataz.

Al parecer, el capataz habría recriminado al jefe de obra que la zanja en la que se debía poner un refuerzo para sostener el muro que finalmente se cayó no se estaba realizando correctamente, si bien el responsable de la construcción ordenó seguir con la misma.

Además, Villarejo ha indicado que según ha precisado la arqueóloga, la zanja medía ocho metros de ancho por cuatro de alto, algo que "contravenía la orden del arquitecto", ha precisado el letrado.

Asimismo, el abogado ha subrayado que la aportación de la arqueóloga ha sido "muy clarificadora" porque además tiene fotografías que tomaba cada vez que había movimientos de tierra sobre cómo se estaba realizando la obra.

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