Carencias, excesos y malos hábitos de alimentación en las dietas de los españoles

Teresa Ferrari sigue una dieta elaborada por su entrenador personal.
Teresa Ferrari sigue una dieta elaborada por su entrenador personal.
ELENA BUENAVISTA
Teresa Ferrari sigue una dieta elaborada por su entrenador personal.

Preguntada si la alimentación actual de los españoles es sana, Paula Rodríguez, dietista de la Federación Española de Nutrición, es tajante: "Se puede mejorar en muchos aspectos". Sin embargo, lo sano está de moda y la mayoría tiene la percepción de que su dieta es saludable.

Según la oleada de primavera del expositor Ulises de Tendencias Alimentarias, el 83,2% declara comer de todo. Además, de los 7 parámetros usados para determinar la bondad de la dieta, tres cuartas partes de los encuestados dicen cumplir entre cuatro y siete de estos buenos hábitos. Eso sí, el estudio detecta que las dietas van siendo mejores a mayor edad. Así, los menores de 45 años llevan una dieta menos variada, al igual que los parados.

La nutricionista argumenta que la dieta en España es manifiestamente mejorable. "Los patrones han cambiado desde 1964, cuando empezamos a monitorizar la dieta de los españoles. Se han reducido las calorías ingeridas, lo cual es lógico, dado que nos movemos menos". En 1964 estaban en 3.008 calorías diarias y en 2015 en 2.089. Pero ese elemento es irrelevante.

Para Paula Rodríguez, es más importante el perfil calórico. Lo recomendado es que el 50-55% de las calorías procedan de hidratos de carbono (cereales principalmente, aunque también hortalizas y frutas), 20-35% de lípidos (grasas) y entre 10-15% de proteínas (carnes, pescado, huevos). Esta regla se cumplía en 1964, pero a partir de 1980 se ha desconfigurado.

Según datos del Ministerio de Agricultura, estamos en un 43% de hidratos de carbono, 40% lípidos y 15% proteínas. Por tanto, para recuperar esa dieta sana que tanto se pretende en estos días, hay que aumentar la ingesta de tres grupos de alimentos que aportan hidratos de carbono: cereales –pasta, harina, arroz– mejor integral y de grano completo; frutas y verduras, y legumbres. Rodríguez apunta que, sin embargo, en los últimos años han continuado descendiendo.

Por contra, las carnes han crecido. La recomendación son 3/4 raciones a la semana, y estamos por encima. Por otro lado, hay que dar prioridad a la carne blanca (pollo, pavo) con dos terceras partes de la ingesta, frente a la roja, que en "ningún caso hay que demonizar", precisa la nutricionista.

Sobre el pescado, el español medio está cumpliendo las recomendaciones, aunque hay que aumentar el peso del pescado azul, un poco bajo. Por cada dos raciones de pescado blanco, hay que ingerir uno de azul. Y no se cumple.

Algo preocupante en la dieta de los españoles ha sido el incremento de las bebidas elaboradas no alcohólicas. Si en 1964 se bebía diariamente 46 gr, en 2008 se alcanzaron los 446 gr, casi diez veces más. En 2015 se ha reducido a 340 gr.

Otro elemento no muy positivo es el incremento de platos precocinados. En cualquier caso, la esencia es la variedad, pues no vale con comer verdura, hay que comer todo tipo de verdura. De media, el español ha reducido su gama de alimentos a unos 50.

No obstante, otro cambio de estos años es la diferencia de la dieta en función de diversos factores. Víctor J. Martín, catedrático de Economía que elabora en anuario sobre alimentación de Mercasa, apunta factores como la tipología de los hogares, la edad, variables socioeconómicas o el entorno rural o urbano.

Pero resalta especialmente el económico. "La crisis ha provocado un efecto sustitución de alimentos más caros por otros más baratos dentro del mismo grupo, es decir, carnes de vaca por pollo, por ejemplo. Cuando la gente está parada tiene tiempo para ir a comprar y para cocinar, se buscan productos frescos y no tanto elaborados», declara. Además, cuando se trabaja, el tiempo de ocio no se quiere gastar en ir a la compra y cocinar. Y se suele comer fuera de casa, no por gusto.

Pero Martín considera que algunos hábitos adquiridos por la crisis, de racionalidad, han venido para quedarse. «Se ha impuesto la moda táper, los trabajadores se llevan la comida de casa, sale más barato y es más sana", dice.

"Me genera estrés tener que controlar horas y calorías"

Con 23 años, Teresa Ferrari lleva haciendo dietas desde hace siete años. "Para mí, la dieta es un tipo de vida", afirma la joven, que ha probado gran variedad de regímenes, desde célebres como la dieta Duncan hasta 'a la carta' elaborados por endocrinos.

Actualmente, sigue una diseñada por Omar Touayl, director de Gente en Forma, un gimnasio de entrenamiento personal. "Son 6 o 7 comidas al día", explica sobre su dieta, que combina con una hora y media de ejercicio cinco veces a la semana.

"Se notan beneficios, pero es muy estricta, en el momento en que te sales de la dieta, no ves los resultados", cuenta.

Su entrenador elabora un calendario muy riguroro y, cuando sale de casa, lleva tápers. "Me genera estrés tener que controlar horas y calorías". Aún así, asegura que le merece la pena. "Una vez que te acostumbras a vivir con una dieta es muy difícil salir de ella. Estoy acostumbrada a tener planificada la comida".

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