Sevilla y Valencia abren sus calles a las bicis mientras que Madrid permanece a la cola

  • En 2015 las ventas aumentaron. Se vendieron más de un millón de unidades, unas cifras que demuestran que los ciudadanos empiezan a optar por las bicis.
  • Según la OCU, Sevilla y Valencia son las mejores ciudades para practicar ciclismo urbano, mientras que Madrid es una de las peores.
  • "Me sorprende que a las alturas de siglo que estamos no haya un carril bici que recorra la Castellana o uno paralelo a la M-30".
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El ciclista madrileño Óscar Temiño.
El ciclista madrileño Óscar Temiño.
JORGE PARÍS
El ciclista madrileño Óscar Temiño.

Por encima, incluso, del tan de moda running, la ciudadanía opta mayoritariamente por la bicicleta. Así lo recoge la última encuesta de hábitos deportivos del Ministerio de Cultura, Educación y Deporte. Igualmente, lo corroboran las cifras de ventas del sector y, a falta de las de 2016 –que todavía no se han hecho públicas–, en 2015 se vendieron 1.103.839 unidades, casi 70.000 más que coches en el mismo periodo de tiempo.

En el informe de la Asociación de Marcas y Bicicletas de España (AMBE) también se refleja que, aunque los modelos de montaña siguen siendo líderes de mercado, cada vez se compran más bicicletas de ciudad.

Una tendencia de ventas que coincide con el aumento progresivo de usuarios de bici en las ciudades, especialmente en aquellas que han desarrollado políticas favorables al ciclismo urbano. Como es el caso de la construcción y mejora de carriles, así como la adaptación de otras infraestructuras.

Con todo, es muy difícil recurrir a datos actualizados nacionales ya que, hasta ahora, el Estado no se ha preocupado demasiado en recogerlos, como reivindican insistentemente las principales organizaciones y asociaciones ciclistas del país.

Es cierto que España aún está lejos de alcanzar cifras como las de los Países Bajos, donde el 43% de la población utiliza la bici al menos una vez al día. Sin embargo, "que miles de usuarios se hayan sumado en las ciudades, hace ver que es un movimiento imparable, que va a más y al aumentar el número de ciclistas se incrementa la seguridad", defiende Manuel Martín, director técnico de la Coordinadora en Defensa de la Bici (ConBici).

El principal reto para el mundo español de la bici en estos momentos es que se apruebe el Plan Estratégico Estatal de la Bicicleta (PEEB). Un plan en el que trabaja la Mesa Española de la Bicicleta, junto con la Dirección General de Tráfico (DGT).

Sobre esta institución pública, las asociaciones señalan que "desde hace un par de años venimos observando un cambio positivo hacia los ciclistas". Entre otras cosas, porque la DGT "ahora no solo se está limitando a enfocar la bicicleta como un vehículo más. Han empezado a hablar de la bici como un vehículo sostenible, ecológico y es un giro que nos parece interesante", sostiene el director de ConBici.

Mientras que en España todavía está en fase de redacción –aunque se parte de las directrices desarrolladas por la Mesa Española de la Bicicleta–, en los Países Bajos y en Reino Unido cuentan con sus propios planes nacionales desde 1990 y 1996, respectivamente.

"La cuestión es que la demanda social va por delante de la reacción política", se lamenta Manuel Martín. En este sentido, el asociacionismo ciclista está tratando de despertar el interés de los partidos políticos para que apoyen esta y otras iniciativas "imprescindibles".

La aplicación del PEEB, si se aprueba en los términos previstos por la Mesa Española de la Bicicleta, implicaría a varios ministerios y administraciones públicas. "Estamos hablando de una fiscalidad más favorable para la bicicleta, que supone una reducción del IVA en la bici y en sus servicios añadidos, que se creen planes de movilidad sostenible que generen beneficios para los trabajadores", explican desde este organismo.

Desde el punto de vista de la sanidad, aspiran a que se reconozca la bicicleta como un medio de transporte que mejore la salud de las personas y, además, sirva para "ahorrar costes a los contribuyentes", al reducir el sedentarismo, las afecciones coronarias, el azúcar en sangre y el colesterol. "Una población más sana visita menos el hospital y todos sabemos el coste que tiene que estén saturadas las consultas y las camas de los hospitales".

Ileana Izverniceanu, portavoz de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), apunta algunos de los motivos que frenan a los usuarios a incrementar la utilización de la bicicleta en las ciudades. "En concreto, la falta de vías ciclistas es, después del exceso de tráfico, el principal inconveniente para no usar la bici. Además, se critica la escasa intermodalidad de la bici con el transporte público, ya que es muy difícil subir la bici al bus, metro o tren", señala.

España se sube a la bici

Recientemente, la OCU ha hecho pública su encuesta de 2017 sobre este medio de transporte en diez grandes ciudades españolas. Sevilla y Valencia se sitúan como las mejores urbes para practicar el ciclismo urbano, al tiempo que Madrid se pone a la cola.

La capital hispalense destaca por disponer de los mejores carriles bici y el mejor sistema de alquiler. Por su parte, en la ciudad del Turia la bicicleta constituye el principal medio de transporte para un 12% de la ciudadanía, siendo el porcentaje de uso más elevado de todo el Estado.

Lucas Grao, escritor y activista valenciano de la bici, manifiesta que "cada día es más complicado y más caro moverse en coche por Valencia, aparcar es imposible y, además, es una opción contaminante. La bicicleta es práctica y efectiva, ideal para esta ciudad". No obstante, Grao argumenta que "hay que seguir invirtiendo en conectar la ciudad y los municipios cercanos con carriles bici".

Volviendo a la encuesta de la OCU, su portavoz indica que en muchas ciudades "se echa en falta unos buenos servicios de alquiler de bicis. Básicamente, debería aumentarse el número y calidad de las bicicletas y sus estaciones. Directamente relacionado con esto, también debería aumentar el número de aparcabicis".

"Hay más repeto por el ciclista de lo que se piensa"

El madrileño Óscar Temiño utiliza de forma habitual la bicicleta para desplazarse hasta el trabajo. Óscar señala que lo más complicado a la hora de subirse a la bici en Madrid suele ser trazar rutas poco habituales, en avenidas por las que no hay vías ciclistas. Sin embargo, admite que "hay más respeto por el ciclista de lo que se piensa".

Óscar considera que ha mejorado la relación entre ciclistas y conductores en la capital. Así, los ciclocarriles que se han pintado, que limitan la velocidad de los vehículos de motor a 30 Km/h, "ayudan a que los conductores entiendan que los ciclistas tenemos derecho a ir por ahí".

Cree que todavía se puede favorecer más las políticas de la bicicleta desde la administración local: "Me sorprende que a las alturas de siglo que estamos no haya un carril bici que recorra la Castellana o uno paralelo a la M-30".

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