Manuel Vicent: "El paraíso del Mediterráneo lo hemos vendido muy barato, no lo hemos respetado"

  • El escritor valenciano Manuel Vicent (Vilavella, Castellón) ha lamentado que la situación actual del Mediterráneo, "bombardeado con cemento y ladrillos". "Tengo ya la suficiente edad como para ver que aquel paraíso lo hemos vendido muy barato, no lo hemos respetado", ha aseverado el autor.
Manuel Vicent presenta el libro El desfile de ciervos
Manuel Vicent presenta el libro El desfile de ciervos
EUROPA PRESS
Manuel Vicent presenta el libro El desfile de ciervos

Vicent ha realizado estas manifestaciones en declaraciones a Europa Press con motivo de la publicación de su última novela, 'La regata' (Alfaguara), que presentará en la Fira del Llibre de València el próximo 23 de abril en la Fira del Llibre de València.

En esta ocasión, el narrador regresa a la ciudad de Circea, ya inmortalizada por él en 'Son de Mar', para recrear un mar bello e indomable, pero también surcado por la vanidad, el dinero fácil y la corrupción.

El novelista ha reconocido que el Mediterráneo es un lugar donde vuelve de forma recurrente en su obra. "Cada escritor tiene un territorio propio que, en realidad, es el de su propia infancia, el de la primeras sensaciones, sonidos y datos y ese es un nudo difícil de deshacer. Realmente, la maldición de la expulsión del paraíso es hacerse mayor", ha reflexionado.

Por eso mismo, ha reconocido que le duele especialmente escribir sobre las facetas más oscuras de ese mar. Aquí ha criticado que el Mediterráneo pudo ser "una empresa turística", entendida desde el concepto de trabara para uno mismo, para sus descendientes y para la gente que viene de otros lugares.

"Pero, por desgracia, en vez de una empresa turística, el Mediterráneo ha sido una empresa constructora, donde algunos se han forrado y lo han dejado bombardeado con cemento y ladrillos. Y si tú no respetas tu propia casa, no esperes que lo hagan los que vienen a pasar quince días", ha sentenciado.

En 'La regata', los personajes sirven para diferenciar las dos caras de un ámbito geográfico que, por un lado, está lleno de "vanidad, de fastos, de pompas y yates, un mar de ricos", mientras que por otro, se representa a ese Mediterráneo "que era puro" y a la que las gentes del mar llaman en femenino.

UN ESPEJO CÓNCAVO

"El libro -ha continuado- dibuja el Mediterráneo de ahora y de

siempre como un espejo cóncavo que saca de ti mismo una imagen deformada depende de cómo te enfrentes a él: si lo navegas de una forma superficial, incluso, propiciando su propia corrupción, o bien como un sueño que hemos decidido perder".

La novela lanza una mirada a estas realidades no exenta de ironía, "un método de trabajo", por otra parte, "muy mediterráneo", hace notar Vicent. "La ironía sirve para descubrir esas dos facetas que tiene la

verdad o que la verdad nunca es un concepto hermético y siempre hay una escapatoria", añade.

Preguntado por si cree que esos navíos de corrupción han desaparecido tras la crisis económica, el escritor se ha mostrado convencido de que "desde los griegos las pasiones y las tragedias son las mismas. "La fiesta de la codicia está a la vuelta de la esquina", ha advertido.

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