5.000 hiperactivos tienen problemas en el colegio

La mayoría de ellos son varones. En clase son víctimas de aislamiento y expulsiones. Los padres creen que falta apoyo de la Administración.

«Empezó a ir al psicólogo con cinco años porque los niños de su clase se quejaban de que hablaba mucho». Es el testimonio de Carmen, una de las miles de madres de niños con el denominado trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDA-H). El TDA-H afecta a un 5% de chavales entre 5 y 19 años, según los expertos. En Asturias hay 120.000 chicos en esa franja de edad, lo que supone que unos 6.000 padecen esta patología, aunque no todos están diagnosticados.

La mayoría son varones. Ellos son, además, los que más dificultades de adaptación tienen en el colegio. El principal problema de estos niños es la falta de atención, unida, en muchos casos, a la hiperactividad y la impulsividad. En las niñas, el trastorno suele ser sólo de atención, por lo que el diagnóstico es aún más complicado.

Rechazados

Los pequeños con TDA-H sufren el rechazo de sus compañeros y también de los profesores porque no pueden estar quietos, son impulsivos y descarados. Ante estas situaciones, optan por «echarles al pasillo e incluso del centro», explica Ana Díaz, presidenta de la Asociación de Niños Hiperactivos del Principado de Asturias (Anhipa).

Por este motivo, «muchos tienen que cambiar de colegio». Aunque hay profesores que se informan y preocupan, otros los toman por vagos, pasotas y maleducados, «porque desconocen la hiperactividad».

Para Ana, es necesario que la Administración cree un equipo multidisciplinar que aúne a profesionales de salud y la educación.

En este sentido, la Consejería de Educación asegura que los niños hiperactivos con diagnóstico tienen una atención especial: «Se elabora un dictamen de escolarización, que realiza un psicopedagogo, en el que se recogen las necesidades especiales del alumno y se detallan los apoyos que necesita». Junto con Salud han impulsado un grupo de trabajo  para abordar la evaluación y el tratamiento del TDA-H.

Aun así, para Anhipa (www.anhipa.com) es insuficiente. Por su cuenta organiza cursos para orientar a los padres sobre cómo educar a sus hijos. Las familias son otra pata fundamental para afrontar el trastorno.

LA FAMILIA TAMBIÉN SUFRE

Carmen. Madre de un niño hiperactivo.

«Creo que desde que nació está en la adolescencia»

«Son discutidores y oposicionistas. Creo que desde que nació está en la adolescencia». Así describe Carmen su experiencia con su hijo, de 16 años, hiperactivo. Desde pequeño fue así, aunque este carácter es más propio de la pubertad. Siempre percibieron que «había algo raro» porque «no reaccionaba y no tenía miedo a nada; sus compañeros de clase no le entendían, pero tampoco los profesores». «No todos», aclara, aunque esta madre se siente «desamparada» por la Administración. Por el tratamiento farmacológico de su hijo paga 250 euros al mes, aparte necesita un psicólogo y un profesor que le ayude en las tareas. «Y todo lo pagamos nosotros».

 5 preguntas a... Marcelino Noriega. Exp. en Neurología Infantil

1.-  ¿Cuáles son los síntomas del trastorno de atención e hiperactividad?

El principal problema es la falta de atención; también son hiperactivos e impulsivos.

2.-  ¿Cómo se le diferencia de un despistado?

Cuando se pierden, no cogen el hilo tan rápido como los que no sufren el trastorno. Se pierden de verdad.

3.-  ¿Cómo se diagnostica?

Desde pequeño aparecen los síntomas, pero cuando más se nota es en el momento en que empiezan el colegio. Se mueven mucho, son desobedientes, desorganizados y, sobre todo, se distraen con cualquier cosa.

4.-  ¿Cómo se trata?

La medicación, para quien lo necesita, es una ayuda para contrarrestar sus síntomas. Pero la ayuda debe venir también del profesorado y de la familia.

5.-  ¿Se cura?

Hay quien se adapta. La hiperactividad va cambiando con los años. En el adulto y el adolescente lo que se ve es la falta de atención.

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