El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha ganado mucho con el cambio de sede del Ayuntamiento: de la Plaza de la Villa al palacio de Correos, en Cibeles. Por lo menos en lo que a espacio y luz se refiere. Su despacho ha pasado de tener 50 m2, poca luz natural y decoración en tonos rojizos y negros, a ser una estancia de 78,9 m2 –lo que ocupa un piso amplio de dos habitaciones– de decoración minimalista, con mucha luz y vistas a Cibeles.

Aunque el traslado oficial del Consistorio se llevó a cabo ayer, Gallardón tiene su despacho dispuesto para trabajar. Además del ordenador, tres teléfonos, periódicos o un diccionario de la RAE, el alcalde ha colocado un crucifijo y tiene Veinte poemas de amor y una canción desesperada de Pablo Neruda, en su escritorio. En la zona dedicada a las visitas, un pequeño salón dentro del despacho, está el libro Leonardo Da Vinci. Vida y Obra, de Frank Zöllner y una edición antigua de Othello, de William Shakespeare. En una de las mesas de sobremesa ha colocado una foto dedicada del Rey.

Aunque el regidor ya está instalado, otros trabajadores aún no tienen su puesto a punto. 20 minutos comprobó ayer en una visita al nuevo Consistorio que aún quedan muchas cajas de mudanza por abrir y que funcionarios y obreros trabajan codo con codo. Pese a las comodidades de las nuevas instalaciones, el edificio tiene temperaturas extremas.

Críticas a la mudanza

El traslado de la sede del Consistorio de Madrid no está exenta de polémica. Aunque Gallardón asegura que el gasto ha sido a un precio «muy bueno» –más de 400 millones de euros según la oposición frente a los 1.048 euros por m2 rehabilitado según él– . En este sentido, el PSOE ha denunciado que «con ese dinero podrían haberse hecho 100 escuelas infantiles, 70 centros de mayores, 60 polideportivos o 50 piscinas cubiertas», una idea similar a la de IU, que asegura que las obras de reforma supondrán «justo el doble de los que se destinará el año que viene a políticas activas de vivienda». UGT criticó, además, que el traslado se está haciendo «a toda prisa» y poniendo «en grave riesgo» a los empleados, porque no se cumplen las necesarias medidas de seguridad.