Ben Affleck y Jennifer Garner han luchado durante dos años por evitar el divorcio y poner así el punto y final a su matrimonio, uno de los más emblemáticos y queridos de Hollywood. Pero la separación, que ha estado marcada por los altibajos y los rumores de reconciliación así como por la confesión del director de Argo de su alcoholismo, ha terminado este viernes con la petición de divorcio. Cualquier posibilidad de reconciliación parece ahora nula.

Según informa el portal TMZ, la pareja ha presentado los papeles en el tribunal Superior de Los Ángeles (EE UU), a través de los que solicitan la custodia de los hijos que tienen en común (Samuel, de 5; Seraphina, de 8; y Violet, de 11). Ese sería el único punto definido. Tanto sus bienes como la pensión compensatoria están aún en el aire.

De acuerdo con el mismo medio, que fue el encargado de publicar los papeles de divorcio de Melanie Griffith y Antonio Banderas, la pareja no firmó un acuerdo prenupcial en 2005, de manera que los beneficios que hayan generado desde entonces tendrán que ser repartidos al 50%, a no ser que se decida algo diferente de mutuo acuerdo.

La revista People, citando fuentes propias, informa de que el proceso se está produciendo en un ambiente tan "amigable" que no han necesitado representación legal ni abogados para que medien en el divorcio. Ellos figuran, según el mismo medio, como sus propios representantes. "Siempre tuvieron en mente el divorcio, a pesar de lo que decía la gente. Pero el momento ha sido ahora".

Esta noticia se produce un mes después de que el actor confesara a través de su perfil oficial de Facebook que acababa de terminar un tratamiento para superar su adicción al alcohol. "Es algo con lo que he tenido que tratar en el pasado y con lo que tendré que seguir enfrentándome", dijo entonces.