Un soldado estadounidense sale indemne de una puñalada en el cráneo

  • Fue acuchillado durante una patrulla en Bagdad.
  • Tuvo durante varias horas diez centímetros de hoja en su cerebro.
  • No ha sufrido más que daños menores.
Radiografía del sargento estadounidense en la que se aprecia el cuchillo incrustado en su cráneo.
Radiografía del sargento estadounidense en la que se aprecia el cuchillo incrustado en su cráneo.
Radiografía del sargento estadounidense en la que se aprecia el cuchillo incrustado en su cráneo.

Se puede sobrevivir a una puñalada en el cráneo. La historia del sargento norteamericano Dan Powers, que tuvo durante varias horas diez centímetros de hoja alojados en su cerebro, lo atestigua.

Según cuenta la CNN, los hechos sucedieron el pasado mes de julio, cuando durante una de las habituales patrullas de la compañía del sargento en Bagdad (Irak), Powers sintió un golpe en la cabeza que inicialmente atribuyó a un disparo.

Se equivocaba. El ataque había sido con arma blanca, un cuchillo de unos 15 centímetros de hoja que había atravesado su cráneo y estaba instalado dentro de su cerebro. "Sangraba, pero no tenía dolores", ha declarado Powers.

Asistencia médica

Sus compañeros de patrulla le trasladaron a la Zona Verde de Bagdad. Del campamento, en helicóptero, a uno de los centros médicos más prestigiosos de Irak, con llamada incluida de Power a su esposa durante el trayecto.

Los rayos X dieron su veredicto: el cuchillo se había introducido justo por debajo del casco y amenazaba el lóbulo temporal. Pero el peligro estaba en el seno de la carótida, atravesado por el arma, que a su vez hacía de tapón para la hemorragia.

Pese al riesgo, los médicos optaron por sacar el cuchillo y la sangre comenzó a brotar a borbotones. A miles de kilómetros, en Washington, un neurocirujano del ejército observaba todo en tiempo real. Dio la orden de cerrar al paciente y enviarle, de inmediato, de vuelta a los EE UU.

Trece horas de vuelo y Powers estaba de nuevo en el quirófano, en Bethesda (Maryland). Otra intervención, cuatro días de coma inducido y el paciente volvió a su vida sin merma alguna salvo algunos problemas de equilibrio. E intensos dolores de cabeza, pero, como señala el propio Powers, eso se arregla con un par de aspirinas.

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