De este modo, en lo que va de año ya han sido sancionadas 48 personas por hablar más alto de lo debido en la calle, casi cinco al mes. Echando la vista atrás, en 2006 aquí fueron sancionadas 85, lo que supone un descenso del 24%.
La denuncia la efectúa la Policía Local, pero es la Subdelegación del Gobierno en la provincia de Pontevedra la que se encarga de aplicar la sanción, que se corresponde con la ley que regula los «desórdenes públicos».
Según esta normativa, las multas pueden llegar a los 300 euros, aunque en Vigo «la multa media es de 150 euros», explican desde la Subdelegación del Gobierno.
La mayor parte de los incidentes, señalan las autoridades, se producen por la noche y van asociados a problemas de alcohol o fiestas que impiden el descanso a los demás vecinos de la zona.
Precisamente, los problemas de ruidos saturan en los últimos meses a la Policía Local. Las llamadas de los vecinos desbordan a los agentes, que en ocasiones no pueden atender los requerimientos porque, explican, «no hay personal suficiente».
Esta situación ha provocado la desidia de los ciudadanos, pues en el 72% de los casos las fuerzas de seguridad llegan cuando las molestias ya han cesado.
Además de las zonas próximas a los locales de ocio nocturno, en el centro, el problema del ruido está asociado al fenómeno del botellón. Quienes viven en calles como Rosalía de Castro, Progreso, Ronda Don Bosco, Joaquín Loriga o Casco Vello ven como, cada fin de semana, los jóvenes se juntan para beber resguardados bajo los soportales de sus casas. Además de los problemas de ruidos, se multiplica la suciedad y los malos olores.
Lejos del ruido cero
Desde la Asociación Viguesa Contra el Ruido reclaman más control policial. Su presidente, Javier Quintana, asegura que los agentes «escogen» las calles a las que acudir, rechazando, por ejemplo, las zonas acústicamente saturadas como Areal o Rosalía de Castro.
A pesar de que los agentes vigilan ahora más de cerca a quienes gritan en la calle, la promesa del alcalde de lograr el «ruido cero» aún no se ha cumplido. «Por ahora, las cosas siguen igual», explica Javier Quintana.
Dinos
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Calles acústicamente saturadas
En la ciudad hay un total de 31 calles acústicamente saturadas. La mayoría se concentra en el entorno de las calles Churruca y Areal. Aquí ya no se concederán más licencias para la apertura de nuevos locales de ocio nocturno. Precisamente los ruidos de estos locales han provocado un descenso en el precio de las viviendas de estos barrios.
Informar
Normativa de la UE
En 2004 entró en vigor una norma europea que obliga a los núcleos de más de 100.000 habitantes a informar de sus niveles de ruido. Además, la legislación obliga a diseñar un mapa de ruidos.
De dónde
Ruidos vecinales
En Vigo, la mayor parte de las denuncias por exceso de ruido responden a molestias ocasionadas por los propios vecinos. El pasado año, el 85% de las quejas presentadas a la Policía Local fueron por este motivo.
Picaresca
Con sirenas, paran
Según la Asociación Viguesa Contra el Ruido, la picaresca no está al margen de este problema. En la mayor parte de los casos, cuando las fuerzas de seguridad llegan, los decibelios han bajado.
Intensidad
Hasta 100 decibelios
La intensidad de un grito oscila entre los 90 y los 100 decibelios. Es, por tanto, similar a la de los bafles de los bares. Se considera que un sonido que sobrepase los 120 decibelios puede causar daños al oído.
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