Los estudios científicos que confrontan los efectos sobre la salud de los móviles y el wifi

Un joven consulta su teléfono móvil.
Un joven consulta su teléfono móvil.
EUROPAPRESS
Un joven consulta su teléfono móvil.

Ante la inquietud de gobiernos y ciudadanos, en 1996 la Organización Mundial de la Salud (OMS) constituyó el denominado Proyecto Internacional de Campos Electromagnéticos para evaluar con datos científicos los posibles riesgos sobre la salud de los móviles.

Desde entonces, la OMS promueve y divulga sus investigaciones sobre los campos de radiofrecuencia y salud para remediar la falta de conocimiento al respecto.

No obstante, han sido muchos los estudios que desde la aparición de la tecnología wifi y los teléfonos móviles han tratado de averiguar las posibles consecuencias sobre la salud de los usuarios.

Los estudios que alertaron sobre los posibles efectos negativos sobre la salud

  • Las primeras sospechas sobre el riesgo que podría tener sobre la salud el uso de teléfonos móviles comenzó a fraguarse a raíz del proyecto REFLEX. Tras cuatro años de investigación, en 2004 se dio a conocer que la exposición a las radiaciones de los teléfonos móviles que se encontraban por debajo de los límites y que, hasta el momento se consideraban incocuos, podrían provocar modificaciones celulares y en el ADN, aunque no resultaban nocivas. En el proyecto participaron hasta 12 equipos de siete países distintos y financiado por la Unión Europea.
  • El riesgo para desarrollar un tumor glandular se eleva en un 50% entre aquellos que usualmente utilizaban el teléfono móvil. Éstos fueron los resultados arrojados en 2007 por un estudio incluido en un proyecto de la OMS y dirigido por el doctor experto en cáncer Siegal Sadetzki. El informe incluía al menos 402 casos de tumores benignos y 58 malignos que habían sido detectados en pacientes de Israel.
  • El interés científico por los campos electromagnéticos continuó y, en 2009 se determinó que éstos podían ser los responsables de un grave problema de salud pública. Los profesores Franz Adlkofer, Dominique Belpomme, Lennart Hardell y el investigador Johansson aseguraron que tras varios estudios toxicológicos y biológicos se había demostrado los nocivos efectos de los campos electromagnéticos sobre la salud.
  • En 2011, la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer, perteneciente a la OMS, llegó a la conclusión de que "utilizar teléfonos móviles puede incrementar el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer cerebral". Un grupo de trabajo formado por 31 científicos de 14 países llegó a esta conclusión tras una semana en la que analizaron los estudios que existían hasta la fecha sobre la influencia de los campos electromagnéticos en la salud. Como consecuencia, la OMS recolocó a los móviles en su clasificación de carcinógenos elevándolos a una categoría 2b, en un lugar intermedio.
  • Ya en 2014, los investigadores del Hospital Universitario de Orebro en Suecia llegaron a la conclusión de que las personas que llevan más de 25 años usando teléfonos móviles albergan el triple riesgo para llegar a desarrollar tumores cerebrales. Los resultados se publicaron en la revista Pathophysiology y constataron que las probabilidades de desarrollar estos tumores aumentan después de un año de uso.

Los estudios que mitigaron el posible riesgo sobre la salud

  • El pasado 5 de abril salió a la luz la última revisión de los estudios llevados a cabo por el Comité Científico Asesor en Radiofrecuencias y Salud (CCARS) que aseguraba que el uso de los teléfonos móviles no era perjudicial para la salud ni aumentaba las posibilidades de padecer un tumor cerebral. Además, el director de la institución, Francisco Vargas, recogió las conclusiones de los estudios de entre 2013 y 2016, constató tras veinte años de uso de estos dispositivos no había observado ninguna relación con el desarrollo de los tumores.
  • En 2007 el profesor de la Universidad Estatal de Washington, William Stewart, llegó a la conclusión de que aún no se conocía lo suficiente como para poder asegurar que el uso de tecnologías como el WIFI tuviese efectos negativos sobre la salud, ni siquiera a largo plazo. Stewart, quien dirigió una investigación del gobierno británico sobre los posibles efectos de los teléfonos móviles, recomendó a los ciudadanos tomar únicamente medidas de precaución tanto en el uso del WIFI como de los móviles.
  • En mayo de 2010 se publicaron los resultados del estudio denominado 'Interphone', patrocinado por la OMS e iniciado en el 2000 y que versaba sobre el riesgo de tumores cerebrales y su relación con el uso de teléfonos móviles. En él participaron hasta 13 países y fue el estudio más amplio que se realizó hasta la fecha. Como principal conclusión se observó que el uso del teléfono durante un período superior a 10 años no suponía un riesgo mayor de padecer tumores cerebrales.
  • En 2011 el Instituto de Epidemiología del Cáncer de Copenhague se encargó de analizar si realmente había aumentado el riesgo de padecer un cáncer cerebral a lo largo de 18 años en 358. 403 titulares de líneas de teléfono móvil. Los resultados, que se publicaron en British Medical Journal, resaltaron que, a largo plazo, los riesgos de padecer cáncer eran iguales entre la gente que tenía un teléfono móvil y los que no.
  • Más reciente fue el estudio que llevó a cabo la Universidad de Sydney, Australia. Comandado por el profesor Simon Chapman, trató de averiguar si el incremento del uso de los teléfonos móviles desde 1987 había provocado un crecimiento de cánceres cerebrales entre personas de 20 a 84 años. Como resultado, los diagnósticos de esta enfermedad apenas había crecido entre los hombres, mientras que en el caso de las mujeres permanecía en la misma línea.
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