Y así es como se encuentran los dos protagonistas de Lo bueno de llorar, la última película del chileno Matías Bize y que se presentó en la Sección Oficial fuera de concurso.
"Creo que hay ocasiones en los que el silencio cuenta mucho más que una conversación en la que no hay nada que decir. Por eso lo he utilizado tanto", reconoció Bize.
Su último largometraje, que dura 80 minutos y se rodó en sólo 11 días, se desarrolla en Barcelona, una ciudad que sus protagonistas recorren de noche y de la que se muestra sus calles más desconocidas, sus restaurantes y sus bares de marcha.
"Yo conocía la ciudad y me encanta. Pero quería que se viera la Barcelona de la gente que vive allí todos los días, no la del turista", añadió el chileno.
Ahí, en sus calles, sus bares y sus supermercados, una pareja joven se enfrenta al final del amor sin querer aceptarlo y descubriendo verdades sobre ellos mismos que desconocían y que les harán mucho daño.
Estas verdades deberán descubrirse más que con las palabras con sus miradas y gestos porque la primera palabra que se escucha en la película se dice a los 15 minutos de arrancar. Ahí es nada.
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