En declaraciones a Europa Press, el arquitecto Guillermo Orozco, responsable del estudio de las condiciones del edificio y autor del proyecto de demolición, ha alertado del "peligro del colapso de estructura" que se puede producir en el mismo, cuyos pisos superiores sus propietarios tuvieron que desalojar en el año 2002 a causa de la construcción del Edificio Coliseo, en la calle Méndez Núñez, que "produjo importantes daños al citado inmueble y a toda la manzana, incluida la Iglesia de la Concepción".

Cabe recordar que el Ayuntamiento, en un decreto fechado el pasado 13 de marzo, ordenó su inmediato desalojo del local comercial -la parte inferior está ocupada por una farmacia actualmente en funcionamiento- y el derribo del mismo por la seguridad de los propios viandantes "al no estar garantizada la seguridad estructural del edificio" y tratarse de una calle muy transitada.

"No entiendo que este establecimiento siga abierto y se permita su uso público con todos los informes técnicos que indicaban que debía desalojarse", ha remarcado Orozco, quien ha asegurado que ha tenido conocimiento de que "en ocasiones este inmueble ha llegado a crujir", por lo que ha insistido en que "debería haber sido demolido antes de la Semana Santa por el peligro que entraña".

En cuanto a su catalogación, el técnico ha dejado claro que el Plan Especial de Reforma Interior (PERI) del Casco Histórico de Huelva "no recoge este edificio como catalogado en ningún grado", indicando además que está "declarado firme en ruina sin ningún tipo de condicionante porque no está protegido".

Por otro lado, en cuanto a los azulejos de la fachada, tras pedir posteriormente el Ayuntamiento que se conserven así como la fisonomía de la misma, el arquitecto ha asegurado que "el informe que declaraba la ruina ni siquiera recogía la protección de estos azulejos".

A su juicio, "es incomprensible que se estén preocupando por la conservación de unos azulejos, que detallan la existencia de una farmacia en ese local que en un futuro tendrá un uso comercial diferente, y no por la seguridad de las personas que entren en ese establecimiento y por los viandantes".

Este edificio fue declarado en ruina hace siete años y reiterado con sentencia firme desde hace cuatro. No obstante dicha sentencia no ha podido ser ejecutada ante la imposibilidad de entrar en el inmueble a causa de este alquiler, sin embargo, en fechas recientes, la Audiencia Provincial ha declarado la extinción del contrato de arrendamiento por ruina del inmueble, condenándolo a dejarlo libre, según reza en la sentencia.

En la actualidad, tras los últimos desprendimientos de la fachada y a instancias del Ayuntamiento, la propiedad ha tomado todas las medidas de seguridad a fin de velar por la integridad de los viandantes.

Desde que sus propietarios tuvieron que desalojar los pisos superiores en el año 2002, la única motivación de los mismos ha sido intentar devolver a la ciudad y a su uso este edificio para poder habitarlo de nuevo como lo han hecho desde su construcción a mediados del siglo XIX.

Como muestra de ello, cabe recordar que el edificio colindante, cuya fachada estaba protegida, también de esta propiedad junto al de la antigua farmacia, fue rehabilitado en 2013 realzando las características de esta construcción diseñada por el arquitecto Perez-Carasa.