La paz del cementerio se quebró ayer. El bullicio, el ruido apagado de las pisadas y las conversaciones a media voz irrumpieron ayer en los camposantos de la Salud, San Rafael y la Fuensanta, los tres que hay en la capital, ante la avalancha de cordobeses que acudieron ayer, Día de Todos los Santos, para llevar ofrendas florales a sus difuntos.
Una elegante forma de trasmitir a sus seres más queridos que no los olvidan. Las flores que depositaron ayer en las tumbas y nichos de su familiares acabarán marchitándose con el paso de los días, pero no ocurrirá lo mismo con su recuerdo.
Este año, el Ayuntamiento ha sido previsor y ha reforzado la frecuencia de las líneas de autobuses a los cementerios y ha adoptado medidas excepcionales, como habilitar dos puertas de servicio en el camposanto de San Rafael para la entrada y salida de los miles de cordobeses que, según fuentes municipales, no faltaron ayer a esta cita.
De igual modo, en el cementerio de la Fuensanta, al que se accede normalmente en coche al estar fuera del casco urbano, se habilitó una salida circular para evitar atascos y problemas de acceso.
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