Su objetivo es reducir el tiempo de atención ante un posible caso de ictus, de modo que un pacientes puede ser atendido por un neurólogo especialista de los complejos hospitalarios universitarios de Badajoz y Cáceres desde los servicios de urgencias de hospitales de Mérida, Don Benito-Villanueva, Plasencia, Almendralejo, Navalmoral, Llerena, Zafra, Coria y Talarrubias.

El consejero de Sanidad y Política Social, José María Vergeles, en una comparecencia en Mérida en la que ha estado acompañado por el director gerente del SES, Ceciliano Franco, y el director general de Asistencia Sanitaria, Vicente Alonso, ha resaltado la importancia de atender en el menor tiempo posible a un paciente que presenta un ictus, así como la incidencia que va a tener este programa no solo para salvar vidas, sino también para reducir los casos de dependencia y demencia.

En este sentido, cabe destacar que los ictus son la primera causa de ingresos hospitalarios en Neurología, así como la segunda causa de muerte en la población general en Extremadura, y la primera entre las mujeres. Igualmente, es la primera causa de discapacidad y la segunda de demencia.

Según los datos facilitados por Vergeles, se estima que cada año se producen en España entre 200 y 250 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que se trata de un "problema frecuente" en el país, y que más de mil personas son diagnosticadas de ictus isquémico cada año en Extremadura, por lo que entre 155 y 259 pacientes al año serán candidatos a utilizar un tratamiento de estas características.

El mandatario extremeño ha remarcado que este programa genera "equidad" en la población, dado que independientemente de donde viva tendrá acceso a un tratamiento en un reducido espacio de tiempo.

El proyecto Teleictus contempla además un programa de formación a los profesionales sanitarios de los servicios de urgencias de los hospitales extremeños para valorar a los pacientes y valorar aquellos que son candidatos a los tratamientos, así como a activar el denominado 'Código Ictus'.

Tras la realización de las preceptivas pruebas de radiodiagnóstico, se procede a la conexión con la Unidad de Ictus a través de un sistema de telemedicina habilitado al efecto en uno de los boxes de la sala de observación.

Desde este punto, la posibilidad de una visión del paciente a través de una cámara de alta definición, permite una estimación del daño cerebral por parte del servicio de neurología, así como la valoración de las necesidades terapéuticas del paciente y en los casos en los que sea necesario, la administración de alteplasa (rTPA), glucoproteína capaz de inducir la conversión de plasminógeno en plasmina, y con ello la disolución del coágulo de fibrina causante del daño neurológico, siempre bajo los principios de los protocolos normalizados y preservando el principio de autonomía del paciente y de confidencialidad.