Dicen en los tanatorios de Oviedo, Gijón y Avilés que las incineraciones están en auge. Sobre todo en la capital. En los últimos 10 años, se ha duplicado el número de incineraciones: 461 en 1996 y 860 en 2006, según los datos de la funeraria más importante de la ciudad y responsable del cementerio, Funerarias Reunidas, S. A.

El año pasado, se incineraron en la capital (entre Funerarias Reunidas y Fueraria Principado, las dos únicas empresas con horno crematorio) 1.140 personas, de los 2.438 servicios que realizaron. Un 46% de los que mueren en Oviedo, se incineran.

En Gijón y en Avilés, sin embaro, en los 10 últimos años el incremento ha sido del 20%. Ahora optan por la incineración en estas dos ciudades el 35% de las familias a quienes se les muere un familiar: 1.050 en Gijón y 420 en Avilés de los 3.00 y 1.200 servicios que se realizaros, respectivamente.

No es generalizado. Y eso que tiene ventajas: es más higiénico y te evita el limpiar la lápida -un clásico en estas fechas- y pensar qué hacer con los restos cuando ha finalizado el periodo de alquiler del nicho (de cinco años). Además es más barato.

Una incineración cuesta 600 euros, lo mismo que el arrendamiento del nicho. Un entierro, no baja de 1.200. Por ese precio entra sólo el ataud y el coche fúnebre. Por supuesto, no tiene ni misa, ni sala en el tanatorio para la vela, ni cubre el traslado del domicilio o del hosipital, y está totalmente descartada una esquela en un periódico (la más barata cuesta 181 euros la más pequeña aunque la que se suele incluir cuiesta 396 euros).

Con todos estos ingredientes, el entierro ronda los 2.500 euros, aunque siempre depende de las exigencias de la familia y, sobre todo, de lo que esté dispuesta a gastar.

Estos días un gasto más es el de las flores. Dice el presidente de la Asociación de Floristas de Asturias, Ramón Marqués, que en estas fechas «se dispara» el precio. En concreto, de tres especies: los gladiolos, los claveles y los crisantemos. Cuestan el doble que hace una semana.