El domingo, la Policía rumana impidió que el pequeño Andrei abandonara el país, momentos antes de coger un avión junto a su madre para regresar a Getxo. Le pedían una autorización del padre del niño . «No tuve valor ni de abrazarle para despedirme, ya que se asustó en cuanto me vio empezar a llorar», señaló ayer Cristina a 20minutos.
Ya en Getxo, está realizando todos los trámites necesarios para poder traer a Andrei, que se ha quedado en Rumanía con sus abuelos.
Asegura, además, que el pequeño necesitará ayuda psicológica, ya que «no ha estado bien cuidado y se asusta por todo; y no deja de repetir: ¡Papá me pega!» .
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