Inflación y distribución del ingreso, los desafíos del nuevo gobierno

  • Cristina Kirchner arrasó en la elección a presidente de la Argentina.
  • El gobierno de su marido tuvo importantes logros económicos, pero no logró recomponer el tejido social ni la credibilidad de los políticos.
Seguidores de Cristina Fernández, tras conocer los resultados electorales. (REUTERS).
Seguidores de Cristina Fernández, tras conocer los resultados electorales. (REUTERS).
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Seguidores de Cristina Fernández, tras conocer los resultados electorales. (REUTERS).

Las cifras macroeconómicas son demoledoras: desde que Kirchner asumió la presidencia de Argentina, el Producto Interior Bruto acumulado creció más de un 50 por ciento. Hay que retrotraerse a principios del siglo XX para ver un escenario similar. La recuperación cobra más mérito si se tiene en cuenta que, en su momento Nestor Kirchner asumió el poder tras una crisis descomunal y con un magro 20 por ciento de los votos.

Número macroeconómicos aparte, lo cierto es que la Argentina está todavía lejos de recuperar los niveles de trabajo anteriores a la crisis. A tal punto, que parte del eslogan de campaña de Cristina Fernández de Kirchner era "Sabemos que falta. Sabemos cómo hacerlo".

Estos son algunos de los principales desafíos que tiene el nuevo gobierno:

1. Distribución del ingreso: desde la fatídica crisis del 2001 que terminó en estallido social, la economía Argentina ha crecido a más un 8 por ciento sostenido durante todos estos años. Sin embargo, una gran masa de la población todavía no goza de las mejoras en la economía. La prioridad número uno de este gobierno debería ser reincoporar al sistema a los desplazados y hacer que los asalariados recuperen su nivel de vida, como mínimo, anterior al de la crisis.

2. Credibilidad de las instituciones: es más fácil encontrar un argentino que crea en extraterrestres que alguno que tenga confianza en los políticas y en las instituciones de la república. Y Néstor Kirchner ha contribuido en parte a este desencanto con el modo de tratar a algunas instituciones. La calidad insititucional "aguantó" cuatro años en crisis, pero no debería aguantar mucho más.

3. Inseguridad: no hay sondeo de opinión que no ponga la inseguridad como una de las principales preocupaciones de los argentinos. No se trata ya de un problema de los suburbios de la grandes ciudades, sino la propia Capital Federal, dónde las denuncias sobre delitos vienen aumentando de forma escandalosa.

4. Inflación: el aumento de precios es una de las enfermedades sintomáticas de la economía argentina. Los habitantes de ese país tienen todavía en mente la hiperinflación de 1989, dónde los precios llegaron a subir un 3.000 por ciento arrasando con todo (el entonces presidente incluido). Ahora, el principal problema de Cristina Fernández, cómo mínimo, establecer un índice de inflación "creible", ya que entre las mediciones oficiales y las privadas parece haber un abismo.

5. Negociación de la deuda: Si bien la Argentina ha renegociado gran parte de los 70.000 millones de dólares que debía a los tenedores de bonos y a los organismos internacionales, ahora es el momento de negociar la deuda pendiente con el Club de Paris y con los bonistas que se quedaron afuera del canje. Los analistas financieros dicen que es el primer paso para atraer inversiones extranjeras al país.

6. El poder y las mujeres en la Argentina

El aplastante triunfo de Cristina Fernández de Kirchner la convierte en la primera presidenta de la Argentina elegida por votación popular. Antes de ella, María Estela "Isabelita" Martinez de Perón ejerció como presidenta tras la muerte de Juan Domingo Perón, quien la llevó como vicepresidenta en la elección de 1973.

Un par de años más tarde era derrocada por la dictadura militar. Mucho antes de eso, otra mujer peronista se quedaba sin saborear las mieles del poder que otorga la Casa Rosada. Eva Duarte de Perón "Evita", jaqueada por un cáncer se vio obligada a renunciar a la fórmula presidencial que le daría la reelección a Perón en los 50. Las comparaciones entre Cristina y Evita son inevitables, aunque según la propia Cristina "esa comparación no viene a cuento" Si ella lo dice.

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