Un centenar de alumnos del Conservatorio de Danza baila varias piezas en el zoológico.

Existe un viejo dicho que afirma que la música amansa a las fieras. Ayer quedó demostrado que el baile tiene un efecto parecido sobre los animales. El zoo se convirtió ayer en una especie de escenario donde en torno a 100 chavales  entre 8 y 13 años movieron sus pequeños cuerpos al son de algunas de las piezas infantiles relacionadas con el mundo de los animales más conocidas.

Entre las obras que se bailaron estaban La Pantera Rosa, El señor don Gato, La caperucita roja o Carnaval de animales. Estas composiciones, aunque pertenecen al repertorio popular, fueron bailadas por los alumnos del Conservatorio Profesional según los cánones de la danza contemporánea y de la clásica.

Fueron muchas las personas que acudieron hasta el zoo para disfrutar de la actuación, cuyo fin principal era la promoción de actitudes de respeto a la naturaleza. Los animales estaban tranquilos con la música que sonaba de fondo, aunque los monos parecían algo sorprendidos con todo lo que ocurría.