De mar montaña: los pueblos más bonitos de Castellón

¿Cuáles son los pueblos más bonitos de España? Es difícil hacer la lista. En esto, como con los colores, hay opiniones. De entre las listas que se hacen, en lo últimos años se ha hecho sitio la que forman los pueblos que integran la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España. A día de hoy, 57 municipios integran esta lista de pueblos más hermosos del país.

Las últimas incorporaciones, de enero de 2017, han sido: Grazalema (Cádiz), Villanueva de los Infantes (Ciudad Real), Miranda del Castañar (Salamanca), Capileira (Granada), Caleruega (Burgos), Fornalutx (Islas Baleares), Ujué (Navarra), Sajazarra (La Rioja), Chinchón (Madrid), Yanguas (Soria), Hita (Guadalajara), Covarrubias (Burgos) y Puebla de Sanabria (Zamora).

Tres de estos 57 pueblos están en la provincia de Castellón y son los que esta vez visitamos. De mar montaña: Morella, Vilafamés y Peñíscola. Estos tres municipios cuentan con diversas joyas patrimoniales e históricas que desde el portal web de viajes se quieren promocionar especialmente.

Morella

Destaca por su castillo y sus calles empedradas que guardan la esencia de todas las civilizaciones que pasaron por ella. Sus murallas medievales, su acueducto y templos como la iglesia arciprestal de Santa María la Mayor son solo algunos motivos por los que la localidad ha sido declarada Conjunto Histórico-Artístico.

Vilafamés

Se localiza en el corazón de la provincia de Castellón. Su centro histórico de calles serpenteantes sorprende a quienes lo recorren. De origen árabe, el municipio está coronado por un castillo y la pequeña iglesia de la Sangre a sus pies. Para llegar hasta él habrá que sortear la 'Roca Grossa'.

Peñíscola

Representa la combinación de historia y ambiente mediterráneo. Conocida como Ciudad en el Mar, destaca por su singular ubicación sobre un peñón que se adentra en el agua. El punto más elevado lo ocupa el imponente Castillo del Papa Luna, desde el que es posible divisar la bahía de Peñíscola.

No es fácil alcanzar el honor de ser considerado un pueblo bello y no todos los que lo son pueden presumir de tener este distintivo, porque los “jueces” ponen, de entrada, dos condiciones previas ara acceder a él: tener menos de 15.000 habitantes y contar con un patrimonio arquitectónico o natural certificado. Un “marco incomparable”, según la manida frase periodística, que en estos casos tiene que ser una verdad que no se puede refutar.

Pero, una vez cumplidos esos requisitos, los aspirantes tienen que superar una serie de pruebas adicionales. Personal de la comisión de calidad de la asociación realiza una “auditoría” al pueblo, en la que tiene que reunir unos criterios mínimos de calidad en aspectos tan variopintos como la limpieza, la conservación de las fachadas, la circulación de vehículos, el cuidado de flores y zonas verdes o el tratamiento de las insignias publicitarias y carteles.

La asociación dice que su objetivo es promocionar zonas preferentemente rurales y de pequeños municipios, y para ello dispone de una página web y de las diferentes acciones que la entidad desarrolla a través de internet, la prensa u otros medios de comunicación. También tienen intención de crear una central de reservas para comercializar paquetes turísticos que incluyan todas las localidades de la red, para que se promocionen conjuntamente como destinos de calidad, por ejemplo con “escapadas temáticas cerradas”.