Nunca tanto en tan poco tiempo. Podemos, con solo tres años de vida, ha conseguido revolucionar el panorama político español e irrumpir en el Parlamento con 69 diputados partiendo de cero, pero llega roto por la mitad a su segunda Asamblea Ciudadana, que se celebra este fin de semana y que tendrá carácter refundacional.

El debate llega precedido de una campaña sucia, marcada por el cruce de reproches y acusaciones crecientes entre las dos principales corrientes, unidas en Vistalegre I pero que este viernes llegarán cada una por su lado a un congreso clave que definirá el futuro del partido. De un lado, el proyecto político y el equipo para el máximo órgano de dirección que defiende el actual líder, Pablo Iglesias, y de otro, los que abandera el número dos, Íñigo Errejón.

Un choque de trenes de final incierto en el que el riesgo de divorcio planea como un fantasma y en el que, dependiendo de los resultados, son numerosas las incógnitas que quedarán por desvelar. La llave la tienen los casi 460.000 inscritos, que desde el sábado 4 y hasta el sábado 11 pueden votar, antes de que comience el debate presencial. Los resultados, imprevisibles, se conocerán el domingo 12.

Primer duelo de máximo nivel. Las normas y el sistema de votación que regirán en Vistalegre II supusieron el primer duelo de máximo calibre entre Iglesias y Errejón. En diciembre, el secretario general convocó una consulta interna para votar una propuesta de votación distinta a la de Vistalegre I.

Entonces se votó por un lado el proyecto político y modelo de partido, y por otro los equipos y la composición del Consejo Ciudadano Estatal (CCE), máximo órgano de dirección. Sin embargo, Iglesias quería que todo se votase de forma unida, lo que implicaba que para presentar un proyecto político, que es lo que quería Errejón, había que presentar también lista propia al CCE. Este lo rechazó alegando que laminaba el debate y conducía a una pelea de gallos.

Errejón y los anticapitalistas presentaron propuesta propia. Ganó la de Iglesias, Desborda, pero seguida tan de cerca por la de Errejón que sus afines lo consideraron una "victoria política". Hasta entonces el líder había arrasado en todas las consultas.

Dos proyectos, dos equipos. En la segunda Asamblea Ciudadana de Podemos está en juego el rumbo político del partido en el futuro y el equipo que lo pondrá en práctica. Es decir, se aprobará un proyecto, un modelo de partido y la composición del CCE, máximo órgano de dirección y del que saldrá la próxima Ejecutiva.

El CCE está compuesto por 62 miembros, los mismos que componen cada una de las listas en liza, a los que se sumarán otros cuatro a propuesta de los círculos. Entre las principales candidaturas que miden sus fuerzas está la de Podemos para Todas, que encabeza Iglesias y que cuenta entre sus filas con su guardia de Corps, compuesta entre otros por Irene Montero, Pablo Echenique, Rafa Mayoral y Juanma del Olmo.

Errejón lidera el equipo Recuperar la Ilusión, seguido de Rita Maestre, Juan Pedro Yllanes, Clara Serra y Pablo Bustinduy, entre otros. La lista de los anticapitalistas, Podemos en Movimiento, es más minoritaria. La encabeza Miguel Urbán y cuenta con Beatriz Gimeno y Diego Pacheco. Carolina Bescansa y Tania Sánchez no forman parte de ninguna.

El 20-D como antes y depués. Las diferencias estratégicas sustanciales entre Iglesias y Errejón surgen tras las elecciones del 20-D, y así se refleja en los documentos políticos de ambos.

La primera fue cómo afrontar la investidura de Pedro Sánchez, que finalmente decidió una consulta interna. El número dos sostiene que «se cometieron errores en las negociaciones» y que se les percibió como inmaduros y soberbios. Iglesias, en cambio, achaca el fracaso a la "falta de coraje" del exlíder socialista.

Otras diferencias tienen que ver con el debate sobre "los que faltan". Los errejonistas creen que Podemos puede crecer gracias a la crisis del PSOE y achacan la pérdida de un millón de votos el 26-J a la coalición con IU, que nunca les gustó. Los pablistas, en cambio, creen que por las clases medias ya han crecido todo lo que podían, miran a las clases populares y creen que lo que falló fue una campaña demasiado amable (diseñada por Errejón).

Otra cuestión clave es el debate calle-Parlamento. El número dos considera que desde las instituciones se pueden arrancar victorias concretas y condicionar al Gobierno y al PSOE. Iglesias cree que el Congreso no sirve porque el Gobierno lo ignora y hace lo que quiere.

¿Dimitirá Iglesias? La secretaría general de Podemos no está en disputa. Se vota de forma separada al resto, e Iglesias es el único aspirante con posibilidades. El diputado andaluz Juan Moreno Yagüe se presenta solo de forma simbólica, y Errejón dejó claro que no se postularía. Tanto él como los anticapitalistas apuestan por Iglesias como secretario general.

Sin embargo, el líder ha repetido hasta la saciedad que dimitirá si no ganan su lista y su proyecto. Y es más, que se irá incluso si, aunque gane, no es avalado para revalidar el cargo por al menos el 50% de los votos. Una jugada rechazada por los errejonistas y anticapitalistas, por considerar que menoscaba el debate al convertirlo en un plebiscito sobre su figura, y porque creen en la máxima de "mandar obedeciendo", que decía el subcomandante Marcos. Iglesias, en cambio, sostiene que si ganan las ideas de Errejón lo lógico es que este sea el líder, algo que el número dos rechaza de plano.

¿Pero qué pasaría si Iglesias pierde? Errejonistas y anticapitalistas aseguran que no dimitirá, lo que el entorno del líder niega. Eso sí, al encabezar además la lista al CCE, Iglesias tiene asegurado un puesto en este órgano máximo, pese a que el sistema que él mismo propuso, Desborda, privilegia a la lista más votada.

¿Habría entonces que convocar un congreso extraordinario para elegir nuevo líder? Hay muchas dudas al respecto en todos los sectores. Dudas que aumentan en caso de situaciones intermedias como que Iglesias gane los documentos pero pierda la lista, o viceversa. Lo que sí quedó evidenciado ayer es la tensión con su número dos: "Se está equivocando en muchas cosas", escribió en el Facebook Live de El País, donde emplazó a Errejón a "no confundir a la gente" e "ir de frente" en vez de "señalar" a compañeros.

La importancia de las negociaciones poscongreso. En realidad, el congreso del fin de semana no será más que una escenificación del debate, del choque, ya que las urnas se cerrarán el sábado al mediodía. El verdadero partido se jugará en la campaña previa y en el juego de negociaciones que surja tras el cónclave, una vez conocidos los resultados.

Con una participación que casi con total seguridad será récord, los pablistas aspiran a una mayoría contundente que dé legitimidad a sus decisiones posteriores, entre las que los errejonistas temen ser laminados o "purgados". No obstante, teniendo en cuenta la consulta de diciembre, no parece que vaya a haber mayorías aplastantes para ningún sector, lo que para los afines al número dos obliga a "la convivencia y la pluralidad". Los anticapitalistas, de nuevo, tendrían la llave para inclinar la balanza. Dependiendo de las cartas hay quien no descarta abandonos.