Ciudadanos muta para ser una alternativa real y entrar en los gobiernos municipales, autonómicos y, por qué no, en el de la nación a partir de 2019.

Dos años es el plazo que la ejecutiva de Albert Rivera se dio este domingo, durante la clausura de la IV Asamblea General del partido celebrada este fin de semana en Coslada (Madrid), para formar a sus cuadros, desplegarse como fuerza "liberal y progresista" y multipicar las "reformas naranja" de las que el líder presumió como mejor balance de su gestión. "El liberalismo político tiene que dar soluciones. Os propongo que lideremos esos proyectos, que tengamos un proyecto mas atractivo que el de socialistas o conservadores", proclamó.

La tercera vía que propone Rivera se inspira, entre otros, en el éxito del Partido Liberal de Canadá, que encabeza el reconocido primer ministro Justin Trudeu, al que Rivera mencionó expresamente y que se ha convertido en un referente contra las políticas migratorias y proteccionistas de Donald Trump en EE UU. "La batalla es proteccionismo o sociedad abierta. Libertad o protección o aranceles (...) "Si algunos quieren levantar aranceles, nosotros tenemos que tumbarlos", proclamó Rivera.

También se mira en el ascenso del exministro francés Emmanuele Macron, que ha pasado de militante socialista a declararse "ni de izquierdas ni de derechas" -como los dirigentes de Ciudadanos han hecho en múltiples ocasiones- y que ya es el favorito en las encuestas de las presidenciales galas.

Además, cuenta con el apoyo de la Alianza de los Liberales y Demócratas por Europa (ALDE, por sus siglas en inglés), el tercer grupo en número del Parlamento Europeo y del que Luis Garicano, hombre de confianza de Rivera, ha sido nombrado vicepresidente. Guy Verhofstadt, portavoz de ALDE y el ex primer ministro de Bélgica, acudió ayer a Coslada para dar su apoyo a Ciudadanos y asegurar que este es "el partido del futuro". "No caminas solo, Albert", aseguró Verhofstadt.

La intención de Albert Rivera es aprovechar las, a su juicio, insatisfactorias soluciones que la derecha y la izquierda tradicionales esgrimen frente al populismo y al nacionalismo para ofrecer una alternativa "reformista" que socorra a "los que se han caído" a consecuencia de la crisis y de la globalización. Como referentes de este "centro político" capaz de unir a los españoles en un proyecto mayoritario citóa la UCD de Adolfo Suárez, el PSOE de Felipe González y el PP de José María Aznar.

Ciudadanos se aleja intencionadamente de las posturas que quieren "romper", en referencia a Podemos, pero también del ala liberal del PP identificada con Esperanza Aguirre, a quien Ciudadanos ha acusado de practicar el "capitalismo de amiguetes". En su lugar, Rivera apeló este domingo al rescate de la "clase media y trabajadora" y a la firmeza frente a la corrupción, la burocracia o "las subidas indiscriminadas de impuestos". "Somos el sueño de millones de españoles que se se sentían políticamente huérfanos y no tenían opción a la que votar. Somos u nsueño que viene de muy lejos. Los liberales de Cadiz han vuelto para gobernar España", sentenció en su discurso de clausura.

La refundación ideológica de Ciudadanos incluye el abandono del "socialismo democrático" y el impulso del "liberalismo progresista" que acompañaba al primero desde los inicios del partido, en 2006. Jordi Cañas, antigua mano derecha de Rivera en Cataluña y principal defensor del ala socialdemócrata, reconoció la victoria de su oponente en una Asamblea General que la actual dirección diseñó a medida de sus planteamientos y que otorga al presidente todo el poder interno.

"Ha sido un debate intenso y muy estimulante (...) Yo me siento representado por Ciudadanos", zanjó Cañas, a quien Rivera hizo un guiño recordando la "plataforma ciudadana" que dio origen al partido en 2006 y que nació para combatir el movimiento independentista.