Desde que era un preadolescente prodigio, con una virtud innata para el dibujo que dejaba pasmados a sus profesores, David Hockney (Bradford-Reino Unido, 1937) colocaba al lado de la cama un papel en el que había escrito: "Levántate y ponte a trabajar ya". Dicen que sigue usando el recordatorio pese a que está punto de cumplir 80 años —el 9 de julio—, tiene a sus espaldas una obra imponente, ha picado de muchos métodos y estilos y es quizá el artista más querido de su país.

Para celebrar el cercano cumpleaños del artista casi total —pese a que lo más conocido y aplaudido de su producción sean los óleos homoeróticos de juventud, ha firmado grabados, fotos, obras digitales, murales...—, la Tate Britain tiene a punto la que será la exposición del año en Londres y una de las más esperadas de la temporada en el mundo: una retrospectiva de Hockney con casi 200 obras de todas sus etapas.

El museo ha elegido la más noble de sus sucursales para la muestra, dando de modo revelador a Hockney la categoría de clásico. El director del museo, Alex Farquharson, asiente: "David Hockney es sin duda uno de los artistas vivos más grandes de Gran Bretaña. Su práctica es a la vez consistente en su búsqueda de preocupaciones centrales, mientras que también maravillosamente diversa. El impacto de Hockney en el arte de posguerra y en  la cultura en general es inestimable. Esta es una fantástica oportunidad de ver toda la trayectoria de su carrera hasta la fecha".

El artista, que ha colaborado con la pinacoteca en la selección de las obras de la exposición, que se celebrará del 9 de febrero al 29 de mayo, ha distribuido unas declaraciones sobre la experiencia de revisar la producción completa de sesenta años de trabajo: "Ha sido un placer volver a encontrarme con obras que hice hace décadas, incluyendo algunas de mis primeras pinturas. Muchas de ellas son ahora para mí como viejos amigos. Espero que, como yo, el público disfrute viendo cómo las raíces de mi nuevo y reciente trabajo se pueden adivinar a lo largo del tiempo".

Es la más amplia exposición nunca organizada sobre el artista, con importantes cesiones de colecciones privadas y públicas. Después del estreno en Londres, viajará al Centro Pompidou de París y al MET de Nueva York, entidades que colaboran en el montaje, con pinturas, dibujos y vídeos —algunas piezas nunca han sido mostradas en público— de "uno de los artistas más exitosos y reconocibles de nuestro tiempo", según la descripción nada exagerada de la Tate.

Figura única en el arte británico por el alcance de su atractivo público —aunque durante un tiempo se sintió cohibido por la moralina social de Reino Unido, donde ser gay era delito, y se trasladó en 1978 a Los Ángeles (EE UU), donde encontró un ambiente de mayor tolerancia—. En el autoexilio cambió radicalmente hacia una temática de explícito homoerotismo y se convirtió  en una figura internacional.

La retrospectiva ofrecerá "una visión sin precedentes" de la obra del artista hasta la fecha, presentada en forma de resumen cronológico: seguirá su evolución desde el momento de su prodigiosa aparición en la escena pública en 1961, cuando todavía era un estudiante, hasta las obras emblemáticas de los años setenta y el reciente éxito de sus 82 retratos pintados como una agenda portátil —desde sus amigos más cercanos hasta el mecánico que le reparó el frigorífico—.

Pese a que los temas cotidianos y hogareños y el estilo pop de Hockney pueden hacer pensar a algunos que estamos ante un explorador de la banalidad, el inglés es "un interrogador inteligente y profundo de la esencia del arte", que "ha cuestionado la naturaleza de las imágenes" y "desafiado las convenciones" de los estilos. Su arte es "uno de los grandes hitos del posmodernismo, usando la parodia y la autorreflexión y jugando con la representación y el artificio" con edificante buen humor, dicen los promotores de la muestra.

Además de todas las obras emblemáticas —los cuadros de piscinas, los paisajes fraccionados y ensamblados en fotos del desierto estadounidense...—, entre las novedades y sorpresas aparecen algunos cuadros poco conocidos de la serie de parejas gay que afrontó en los años setenta, vistas de la casa de Hollywwod Hills en la que se estableció en Los Ángeles, mosaicos poco conocidos de su serie con película Polaroid y obras de juventud con influencias todavía palpables de Francis Bacon.