El cómico y actor Dan Aykroyd, que estuvo prometido con la recientemente fallecida actriz Carrie Fisher en los años 80, ha escrito una carta de despedida a la intérprete de Star Wars, en la que hace repaso de su relación y ensalza las cualidades de Fisher, a la que define como "una de las mentes más brillantes e hilarantes de nuestro eón".

En 24 páginas Aykroyd cuenta cómo se conocieron durante una de las emisiones del programa de humor Saturday Night Live (aún en emisión hoy en día) y cómo acabaron de enamorarse cuando coincidieron en el rodaje de The Blues Brothers.

"Carrie acogió a mis amigos y me acogió a mí con cariño y humanidad, además de darme la comodidad, elegancia, emociones que van más allá del glamour de Hollywood", rememoraba el actor.

Los dos llegaron incluso a prometerse y a pensar en montar una familia: "nos hicimos pruebas de sangre de compatibilidad con una médico de la India oriental. Estábamos pensando en casarnos, le regalé a Carrie un anillo de zafiro y ella me regaló una pintura al óleo de Wilson Donald Roller en la que aparecía un mono con un vestido azul y un lápiz, que tuve durante años hasta que la pintura empezó a dar miedo a mi hijos".

La actriz siempre hacía reír a Aykroyd, incluso cuando ella "tenía un mal día" y así, su relación se elevaba "en euforia y risa y una intimidad física vibrante, totalmente satisfactoria". Quizá a esa euforia ayudara el hecho de que la pareja coqueteó con estupefacientes, como en un viaje al Lake Tahoe donde tomaron drogas alucinógenas.

"Después de conseguir alguna Owsley original [LSD] de nuestro amigo Tom Davis, volamos hasta Reno, alquilamos un coche y estuvimos allí tres días", revela Aykroyd, que lo recuerda como "sin duda una de los más grandes ocasiones del planeta donde el LSD fue un factor".

Sin embargo y como reconoce Aykroyd la actriz seguía enamorada del que fue siempre su gran amor, Paul Simon. "Se casó con él, pero espero que se quedara con mi anillo", decía Aykroyd.