Gracias a la solidaridad de sus vecinos, Abdul, el propietario de la vivienda ilegal en la Cañada Real que fue derribada el pasado jueves , ya tiene una nueva casa. O casi. Desde el sábado más de 30 voluntarios trabajan para volver a levantarla y van a toda velocidad: la primera planta está prácticamente finalizada y en un semana esperan que esté lista para entrar a vivir.

Allí todo el mundo echa una mano. Es la única manera de comprender que en tres días la nueva casa de Abdul tenga fachada –de más de tres metros de altura–, las paredes que separan las tres estancias del primer piso e, incluso, la puerta que da a la calle esté colocada.

"Todo el mundo ha venido con palas para ayudar", asegura este marroquí de 30 años y obrero de la construcción que, además, ha recibido más de 3.000 euros de las colectas y donaciones de distintas asociaciones de vecinos (de la Cañada, pero también de Vallecas o Rivas), con los que su cuadrilla ha comprado material.

Asegura que está "contento" con la ayuda recibida por todos sus vecinos, aunque no le gusta "para nada" vivir en la Cañada. "No puedo pagar 900 o 1.000 euros al mes por una casa", reconoce, y asegura que esto es lo único que tiene: "El terreno lo he comprado y la casa la he hecho yo".

Por otro lado, la asociación de vecinos aseguró ayer que la gente "está expectante" por lo que pueda pasar hoy en la zona rumana, porque temen que la jueza que el viernes ordenó la paralización del derribo de siete chabolas pueda mandar que entren las excavadoras.

Quieren comprar los terrenos

Los vecinos del sector V de la Cañada Real han pedido al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, poder comprar legalmente los terrenos sobre los que se asientan sus viviendas, ya que desde hace décadas pagan el IBI, declaran las propiedades a Hacienda y reciben servicios como recogida de basuras, correo y teléfono.

"La única solución viable es pagar por los terrenos para conseguir la escritura de la propiedad, al igual que se ha hecho en otras zonas", asegura la presidenta de la Asociación Cañada Real de Valdemingómez, Elena Martín. Otra asociación ha criticado la actitud del regidor de Rivas porque no les permite la llegada de los servicios de agua y luz hasta sus casas, lo que les impide normalizar su situación.